El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) se encuentra sumido, en la actualidad, en un febril laborantismo que ha sacudido toda su estructura en todo el país y a nivel internacional, como consecuencia de la dinámica que le ha imprimido su presidente, el ingeniero Federico Antún Batlle, en los pocos meses en que ha estado al frente de la entidad política.

El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) se encuentra sumido, en la actualidad, en un febril laborantismo que ha sacudido toda su estructura en todo el país y a nivel internacional, como consecuencia de la dinámica que le ha imprimido su presidente, el ingeniero Federico Antún Batlle, en los pocos meses en que ha estado al frente de la entidad política.

La esperanza de retorno al poder ha nacido de nuevo en el corazón de los reformistas, conglomerado que ha estado abandonado a su suerte en los últimos años y que ha sido víctima de un proceso de despojo por parte de fuerzas extrañas al reformismo con la complicidad de directivos que han desertado de sus responsabilidades y le han dado la espalda al legado de nuestro insigne líder, el cual siempre considero al PRSC como su principal obra y como el instrumento idóneo para el mantenimiento de nuestra democracia como nación.

Quique Antún está inspirado, está motivado y tocado por la gracia de Dios para que lidere este proceso de construcción del nuevo reformismo. Partiendo de cero, está trabajando en la conformación de un partido que se ajuste a los requerimientos de la vida moderna, pero que al mismo tiempo se constituya en un intérprete de los reclamos del país en el campo económico y social, perfilando un verdadero instrumento de liberación de las masas oprimidas por la postergación social y el abandono.

Tenemos que aprovechar a Quique, porque no siempre nace un liderazgo con sus potencialidades y con su disposición de trabajar en la política, inspirado con la nobleza de sus propósitos y poseído con un mensaje de cambios que lo sitúa, no solamente como el líder indiscutible del nuevo PRSC, sino también como el dirigente más conspicuo y de avanzada que tiene el país para resolver sus problemas, especialmente, los relativos al ámbito de la pobreza que consume a una buena parte de los ciudadanos.

Tenemos que aprovecharlo porque no siempre la historia les regala a los pueblos un liderato con las virtudes de Quique y en este momento estelar que vive el sistema de partidos del país, momento donde el imperativo de su actuación se presenta más acentuado. ¿Qué puede proporcionarle la política a Quique que él no tenga? Nada, nuestro líder emergente es un hombre realizado plenamente, por lo que su actuación en la política procura la trascendencia de reconstruir el partido de Balaguer y posicionarlo para que la organización no muera y pueda cumplir con el rol que le tiene reservado la historia.

Balaguer siempre abogó por la independencia del PRSC,  por un partido profundamente comprometido con los pobres, de características centristas en el mundo ideológico, propulsor de cambios pacíficos y ordenados. Mientras los demás partidos del sistema sucumbieron al dominio de los poderosos, el PRSC desde el gobierno se mantuvo fiel al diseño de su creador de defender nuestras riquezas, nuestros recursos naturales, nuestra soberanía e independencia, mientras mantuvo del más portentoso programa de construcciones de obras de infraestructuras y de desarrollo que registra nuestra historia  sin tener que acudir al endeudamiento externo, solo mediante el ahorro y un manejo pulcro de los recursos públicos.

Ese legado no debe morir y es esa la intención del nuevo liderazgo encarnado en Quique Antún. Estamos construyendo un nuevo partido bajo sus orientaciones y con la participación de todos los reformistas de buena voluntad, los que aman su partido y se mantienen fieles a ese acervo político y cultural que nos dejó Balaguer como herencia.

Aprovechemos a Quique, él tiene la voluntad y la experiencia para hacerlo, nuestro partido tiene que aprovecharlo hasta el máximo, sacarle el jugo que habrá de alimentar el nuevo renacer, que nos hará avivar la esperanza, que nos conducirá hacia un mundo nuevo en materia de acción constructora y anhelos renovadores. Quique es la única oportunidad que tenemos, no existe otra, tenemos que aprovecharlo porque de lo contrario no tendremos partido jamás, y el país sufrirá ese gran vacío.

 

Por Sergio Acevedo