El esfuerzo de Quique Antùn se orienta hacia la consolidación de un PRSC nuevo, moderno, que sea una entidad capaz de ofrecer soluciones a los males que agobian al país desde hace más de 50 años, sin que los partidos hayan encaminado mecanismos de solución válidos y consustanciales a las exigencias de un país que demanda de manera urgente remedios reales.
Por Sergio Acevedo.
El esfuerzo de Quique Antùn se orienta hacia la consolidación de un PRSC nuevo, moderno, que sea una entidad capaz de ofrecer soluciones a los males que agobian al país desde hace más de 50 años, sin que los partidos hayan encaminado mecanismos de solución válidos y consustanciales a las exigencias de un país que demanda de manera urgente remedios reales.
La clase política, sin duda alguna, ha desertado del cumplimiento de su compromiso esencial, que no es otro que movilizar los estadios de poder en aras de la promoción de cambios estructurales que permitan elevar las condiciones de vida de los ciudadanos.
La esencia de la política no puede ser otra que la del medio adecuado y por excelencia, que permita garantizar los medios de subsistencia adecuados para que los ciudadanos puedan satisfacer sus necesidades fundamentales y. al mismo tiempo, puedan disfrutar de una paz y una seguridad ordenadas, sin las cuales no pueden los habitantes cumplir con el propósito de trabajar para la creación de riquezas.
Quique Antùn se lanza por el camino de tutelar la transición necesaria de una maquinaria electoral dirigida desde sus inicios por un caudillo de extraordinarias condiciones cualidades y de un carisma de líder electrizante, hacia un partido moderno, de estructura horizontal, ajustado hacia las exigencias de los tiempos, con el cual pueda competir por alcanzar poder.
El líder reformista entiende con claridad el gran peligro que asecha a la República ante la proliferación de los problemas ancestrales, a los cuales se le ha agregado la desgracia de tener a los haitianos consumiendo el 25% de nuestro presupuesto destinado a la salud y a la educación, llevándonos irremisiblemente hacia un estado de pobreza que lacera el alma nacional.
A lo que se agrega la manera apática de como las autoridades abordan este tema que es vital para nuestra integridad territorial y para el mantenimiento de nuestra identidad como pueblo cristiano, amante de la libertad y respetuoso de los valores patrios.
Mientras los problemas del país se multiplican de manera geométrica como resultado de la mala política implementada por el partido de gobierno, política sustentada en el incremento de la carga impositiva, el endeudamiento externo, la hipertrofia de los gastos corrientes, el peso de la inflación que abarca a la totalidad de los bienes y servicios, la falta de control en el tipo de cambio y el dispendio, el partido oficial proyecta instalarse como una dictadura de partido aprovechando las ventajas que le ofrece el manejo sin escrúpulos de los recursos públicos.
Mientras los problemas tradicionales nos consumen unidos a los de nuevas facturas, la corrupción nos amenaza con destruirnos, visto a que no existe una sola entidad oficial en la cual esta no se haya aposentado con ribetes alarmantes.
Y el sistema de partidos no responde, no dice nada para poner término a esa tragedia que nos fulmina y amenaza con destruirnos. Los partidos del sistema están muy entretenidos con sus querellas internas y una buena parte de ellos se mantiene en una elocuente complicidad en procura de legitimar los arrebatos del oficialismo.
Parecería como que el país está atrapado en las redes de la incertidumbre, que no hay escapatoria ante la tragedia, que estamos destinados a trillar ese camino tortuoso que nos conduce hacia la extinción.
Quique Antún, con sus virtudes y defectos, ha comprendido la profundidad de nuestro drama, y en esa virtud ha estado movilizando al Partido Reformista Social Cristiano. Lo está sacando de su letargo, ha sembrado la semilla del optimismo, de la esperanza, y ha diseñado una estrategia para la construcción de un nuevo reformismo, independiente, sin ataduras, con la reciedumbre moral y el dinamismo para lanzarse al ruedo y rescatar la República.
Por eso ha estado trabajando en armonía con la alta dirigencia del PRSC, sabedor por experiencia que un proyecto de esa dimensión tiene que llevarse a cabo en concordia y en base a la unidad de todas las fuerzas activas que inciden en el partido.
Quique está haciendo un nuevo partido comprometido en hacer una revolución social y moral, un partido de diseño para para hacerle frente a los problemas tangibles del país, y para que siembre una nueva cultura en la actividad social y política. Un partido destinado a crear verdaderos mecanismos de redistribución y de justicia social.
El líder reformista cuenta con los insumos necesarios, en materia de poder para culminar su portentosa y patriótica obra. así como lo que a mi juicio resulta más relevantes en las cualidades de un líder, que es la voluntad, la agallas, la experiencia y el dominio para alcanzar el éxito.