El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó duras críticas a los dirigentes de gobiernos que se aprovechan de su posición para “agarrarse del poder”, señalando que muchos de esos líderes manipulan y “reescriben constituciones” con el fin de alcanzar sus propósitos.
En un enérgico discurso pronunciado en la apertura de la Asamblea General de la ONU, y en presencia del liderazgo político del mundo, el diplomático que ya cesa su período al frente del organismo internacional, mostró su descontento a una buena parte de jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la sede de la ONU, en la ciudad de New York.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó duras críticas a los dirigentes de gobiernos que se aprovechan de su posición para “agarrarse del poder”, señalando que muchos de esos líderes manipulan y “reescriben constituciones” con el fin de alcanzar sus propósitos.
En un enérgico discurso pronunciado en la apertura de la Asamblea General de la ONU, y en presencia del liderazgo político del mundo, el diplomático que ya cesa su período al frente del organismo internacional, mostró su descontento a una buena parte de jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la sede de la ONU, en la ciudad de New York.
«En demasiados lugares vemos a líderes que reescriben constituciones, que manipulan elecciones y que dan otros pasos desesperados para agarrarse al poder», lamentó el diplomático surcoreano.
Ban Ki-moon dijo que los líderes deben entender que su puesto es una confianza que les da gente, no una propiedad personal».
El saliente secretario general de la ONU, no dudó en apuntar directamente a algunos de esos dirigentes: a los de Sudán del Sur les acusó de haber «traicionado a su pueblo», a los de Corea del Norte de dedicarse a pruebas nucleares mientras su gente sufre y al presidente sirio, Bachar al Asad, de haber matado a más civiles que nadie en la guerra de su país.
Con un lenguaje inusualmente contundente, el diplomático apuntó que «hoy en esta sala hay representantes de gobiernos que han ignorado, facilitado, financiado, participado o incluso planeado y ejecutado atrocidades infligidas por todas las partes del conflicto sirio contra civiles.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se despidió hoy de los líderes mundiales con su discurso más duro, criticando la actitud de muchos, acusando a algunos de tener «sangre en las manos» y reclamando reformas para evitar que algunos países sigan bloqueando acciones internacionales.
Dijo, también, que las potencias «siguen alimentando la maquinaria de guerra» en Siria y que tienen «sangre en sus manos».
El mandatario condenó el «repugnante, salvaje y aparentemente deliberado» ataque del pasado lunes contra un convoy humanitario en Siria y exigió justicia en este y otros crímenes. “Son unos cobardes “ y calificó a los trabajadores humanitarios que entregaban ayuda eran héroes, mientras que aquellos que les bombardearon son cobardes».
«Justo cuando pensamos que no se puede ir a lo peor, el listón de la inmoralidad se hunde aún más», exclamó.
.»Hoy en esta sala hay representantes de gobiernos que han ignorado, facilitado, financiado, participado o incluso planeado y ejecutado atrocidades infligidas por todas las partes del conflicto.
Se mostró también muy crítico con aquellos líderes que alimentan el odio contra refugiados y migrantes, en particular contra los musulmanes, que están «siendo atacados» con estereotipos y sospechas que, dijo, recuerdan a momentos de un «pasado oscuro».
Al dirigir su mensaje a «líderes políticos y candidatos», el secretario saliente de la ONU recomendó a no entrar “en la cínica y peligrosa matemática política que dice que se suman votos dividiendo a la gente y multiplicando el miedo.
“El mundo se debe levantar contra las mentiras y distorsiones de la verdad y rechazar toda forma de discriminación», dijo.
El secretario general de la ONU tuvo también críticas para los líderes palestinos e israelíes, a quienes recriminó por la falta de avances para resolver el conflicto de Oriente Medio y por la creciente polarización del debate.
«Esto es una locura. Reemplazar la solución de los dos Estados con una construcción de un Estado llevaría al desastre: negar a los palestinos su libertad y futuro y empujar a Israel más lejos de su visión de una democracia judía y hacia un creciente aislamiento global».