Por Sergio Acevedo.

La selección de los candidatos a cargos electivos y, de manera muy especial, el candidato a la presidencia de la República, marca el inicio de la campaña electoral desde la perspectiva de los partidos políticos,

Por Sergio Acevedo.

La selección de los candidatos a cargos electivos y, de manera muy especial, el candidato a la presidencia de la República, marca el inicio de la campaña electoral desde la perspectiva de los partidos políticos, en virtud de que este acontecimiento constituye el mayor y más importante  evento dentro de la dinámica partidaria, ya que constituye el mecanismo establecido por el sistema para que las instituciones políticas democráticas puedan acceder a la dirección de  los poderes públicos.

La campaña electoral es un  evento trascendental en la vida de los partidos, porque el éxito de la organización va a depender de múltiples factores que habrán de estar presentes en ese proceso. El objetivo es la captación de votos, y para ello se precisa que los componentes de la campaña se presenten de una manera coherente y con un alto grado de eficacia.

Las tareas, en términos muy generales, pueden ser abordadas desde el punto de vista de la organización y de la comunicación, sin cuyos manejos eficientes es imposible el desarrollo de una buena campaña.

Estas actividades están sujetas a normas y pautas de actuación que garanticen y permitan la igualdad de los competidores, la limpieza y transparencia del proceso electoral, lo mismo que se precisa de un estado de neutralidad de los poderes públicos.

En todos los casos el objetivo de la campaña será siempre la captación de votos suficientes para ganar las elecciones, votos que están diseminados por todos los rincones de la geografía y en todos los núcleos humanos habilitados para el sufragio.

Por eso es que se requiere el proselitismo, el cual se hace mediante el contacto directo con los electores en el lugar que ellos se encuentren, tales como los barrios, centros laborales, secciones, parajes, nudos de opinión, organizaciones civiles, etc., lo mismo que el contacto mediante los medios de comunicación masivos, los cuales son más abarcantes y facilitan, no solo llegarle a un número mayor de electores, sino también acentuar una corriente de opinión favorable a nuestros candidatos.

Sin embargo, es absolutamente imprescindible la escogencia de candidatos buenos, con perfiles acordes con las exigencias de las comunidades, honestos, con adecuados niveles de proyección, con una plataforma que resuma los anhelos del electorado que se propone representar.

Quique Antùn es nuestro candidato a la presidencia de la República y podríamos medir los aspectos bondadosos de su perfil, lo mismo que sus aspectos negativos, y podríamos decir, sin lugar a equivocarnos, que tenemos el mejor candidato, el que haría la mejor gestión de gobierno, porque dentro de sus ventajas está su gran experiencia como gestor adquirida en sus años de gobierno junto al nuestro líder histórico, Joaquín Balaguer.

Ese sólo elemento le confiere una preeminencia, con relación a los otros, muy difícil de superar, porque se trata de un candidato labrado dentro de un ejercicio público radicalmente eficaz, pero dotado de una decidida inclinación hacia el servicio de los grupos marginados de la población, los cuales nunca han tenido acceso al disfrute de bienes primarios como son la salud, la educación y el empleo, entre otros.

Su campaña gira alrededor de un eje que se resume en una decisión precisa y concluyente: ¡Llegò la hora, empecemos ya! La promesa de Quique es la de iniciar sin demora el proceso de la redención, del cambio, de la liberación. Llegó la hora de motorizar las fuerzas de la nación para promover su desarrollo dentro de un esquema de justicia, sin iniquidad, sin exclusión, donde todos participemos en la construcción de ese progreso bajo la tutela de ese liderazgo portentoso que nos habrá de conducir por las sendas del bienestar en paz y en libertad.

Quique Antùn es un candidato genuinamente reformista, nacido y formado dentro de las más grandes tradiciones de ese partido, el cual ha llegado al país los mayores aportes en el marco de la renovación, el cambio y las reformas sociales. El partido que ha sembrado la paz y ha restablecido el orden, el que ha construido la infraestructura que soporta la economía y marca el crecimiento, el de la justicia distributiva, el que revolucionó el campo y le concedió sustancia económica a los que laboran la tierra. Quique Antùn marcha a pasos de vencedores a restaurar esas conquistas y a transformar la República, porque ¡Llegó la hora, empecemos ya!