Para muchos nos podía resultar difícil imaginar un triunfo electoral de nuestro partido tan próximo como el 2016, sin embargo, todo ha cambiado tan rápido en él que ya cualquier cosa, para bien, pudiera suceder.   El partido se ha movilizado y esto sin duda alguna está dando sus frutos. Las expectativas de la sociedad ya están creadas, ven una organización dinamizada y en la calle, que solo necesita continuar el trabajo realizado para contar con la total credibilidad del electorado.

Para muchos nos podía resultar difícil imaginar un triunfo electoral de nuestro partido tan próximo como el 2016, sin embargo, todo ha cambiado tan rápido en él que ya cualquier cosa, para bien, pudiera suceder.   El partido se ha movilizado y esto sin duda alguna está dando sus frutos. Las expectativas de la sociedad ya están creadas, ven una organización dinamizada y en la calle, que solo necesita continuar el trabajo realizado para contar con la total credibilidad del electorado.

Ya suenan algunas precandidaturas, a su vez sus protagonistas también se encuentran en los ruedos llevando hasta los más remotos lugares el mensaje de que el Partido Reformista vive. Todas esas legítimas aspiraciones son necesarias para el saneamiento y fortalecimiento de la organización. Lo único que si deben garantizar cada uno de los aspirantes es la cohesión al momento de elegir nuestros candidatos, aun no resultando agraciados, trabajando todos por el todo.

En la política como en la vida, el tiempo es vital. Penosamente en casos innumerables se entiende que el respeto al tiempo ajeno es privación de la aspiración de un particular. Cuanta equivocación. En un tiempo tan delicado como el actual, donde hemos padecido una difícil transición desde el olvido hasta el hoy de la política, aventurar en nuestra candidatura presidencial podría resultar un hecatombe.

Considero que el Partido Reformista nunca ha perdido sus espacios, los ha cedido, y así mismo tiene la obligación de recuperarlos. Despacio, pero constante y firmemente se está haciendo. Los extensos y extenuantes recorridos del Presidente Antún son parte de dicha recuperación de espacio. La inyección de recursos a la juventud, a la mujer, a los locales del interior del partido son también parte de esto.

La familia es lo más importante para cada uno de nosotros, luego la familia partidaria. El Presidente Antún  en su empeño por repuntar nuestro partido, robándole tiempo a su familia nuclear, las ha fusionado. Dona Lily, su señora esposa, se ha integrado a la mayoría de las visitas a los pueblos, llevando la representación de la mujer reformista empoderada y en apoyo total al trabajo de su esposo. 

En estos recorridos ha sido evidente la integración de muchos viejos y nuevos robles que se encontraban en la banca. Medio país ha sido visitado, y la otra mitad está en proceso. He tenido la oportunidad de asistir a su mayoría y de forma impresionante en todos se ha dado una consigna que el Presidente Antun, con su humildad característica trata de ignorar, pero que diariamente se fortalece y pronto tendrá que pronunciarse. En mi caso asumo esas consignas, este tiempo es de Quique y en el 2016, el Partido Reformista debe ir QAP: “Quique Antún Presidente”.