Por Sergio Acevedo.

Al conmemorarse este domingo el Día Internacional de la Mujer, la ocasión es propicia para que los reformistas recordemos con cariño a nuestra querida madre en el amor y el afecto, Doña Emma Balaguer de Vallejo, la colaboradora más fiel, consagrada y eficiente que tuvo el presidente Balaguer en sus años de gobierno.

Por Sergio Acevedo.

Al conmemorarse este domingo el Día Internacional de la Mujer, la ocasión es propicia para que los reformistas recordemos con cariño a nuestra querida madre en el amor y el afecto, Doña Emma Balaguer de Vallejo, la colaboradora más fiel, consagrada y eficiente que tuvo el presidente Balaguer en sus años de gobierno.

Una mujer de avanzada, su pensamiento estuvo siempre a la vanguardia en la promoción de los cambios sociales que el momento político y los escasos recursos disponibles permitieron, siendo su espíritu emprendedor y su eminente sensibilidad, lo que le permitió desarrollar la obra social y humanística más portentosa que registra la historia y que todavía no ha podido ser superada por los gobiernos que siguieron al de Balaguer.

Su pensamiento era decididamente cristiano y su acción social tuvo como fundamento y fuente de inspiración, la doctrina social de la iglesia, ese inconmensurable compendio de erudición, en el cual se ofrece una respuesta al drama de la existencia humana y configura al hombre, tanto en su visión apostólica, esencialmente espiritual, como en su dimensión material.

Doña Emma fue una cristiana militante y, como tal, trabajó intensamente por elevar las condiciones de vida de la gente, especialmente de las mujeres, las cuales constituyeron el motivo de su acción social. Su obra fue pródiga y la misma se llevó a cabo por medio de la Cruzada de Amor, una institución que logró reunir a una amalgama de mujeres de diversos estamentos sociales, las cuales se agruparon en torno a la Doña para realizar el más completo programa de promoción humana que se recuerde en el país.

La Cruzada de Amor repartió comida para amortiguar el hambre que padecían muchos ciudadanos de los barrios marginados, pero a la vez fue una institución que promovió la instalación de múltiples escuelas técnicas en las cuales miles de mujeres se graduaron en diversos géneros de manualidades, lo que les permitió en esos momentos integrarse al mercado laboral mediante la producción de bienes y servicios con cuyas ventas lograron independizarse en el plano económico.

Fueron mujeres que al final de sus estudios, recibían de Doña Emma los instrumentos de trabajo imprescindibles para incorporarse al trabajo productivo, lo que significó un gran aporte a la lucha contra la pobreza y por la emancipación de la mujer, tradicionalmente víctima de la explotación, el abandono, la violencia y la esclavitud, ya que una parte considerable de mujeres vivían  con hombres simplemente por garantizar un plato de comida.

Doña Emma fue una flor convertida en mujer, una mujer dulce, apacible como el viento, delicada como la primavera. Su garbo era cautivante por su belleza y su sencillez. Su voz era tierna, sonora, musical, como arpegio de murmullos acariciando los sentidos, por eso fue muy querida, admirada y respetada por todos los dominicanos sin distinción política.

Su referente y la exquisitez de sus tratos y modales, hay que buscarlo en la fecunda lectura que tuvo de la tradición poética de las grandes creadoras latinas de  principio del siglo XX, entre la cuales jugaron papeles estelares mujeres como Sor Juana Inés De La Cruz, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni, Rosario Castellanos y la inmensa Juana de Ibarborou.

La labor social, humanitaria de Doña Emma fue proverbial, y ese trabajo redundó en auxilio de muchos dominicanos pobres de los más importantes barrios marginados, tanto en los centros urbanos, como en los más remotos campos de nuestra geografía.

Por su grandeza como luchadora en favor de los pobres y por los derechos de la mujer, Doña Emma puede situarse al lado de Evita Perón. Aunque es obvio que la líder argentina tuvo una resonancia mayor hacia el trabajo político que fue lo que sirvió de base al trabajo social, mientras que la líder nuestra, se inspiró en la labor humanitaria, desde donde tuvo algunos conatos  de incursión política. Daña Emma Balaguer, ¡una flor convertida en mujer!

Y a esa mujer inconmensurable, el PRSC y su líder Quique Antùn, rindieron un homenaje prodigioso este domingo, al hacerse compromisarios y testigos de su lucha liberadora en favor de la mujer. El presidente de nuestro partido no sólo reiteró su adhesión a los valores y principios sustentados por Doña Emma en su lucha reivindicadora, sino que fue más lejos al ofrecerle a las arquitectas de la vida el 50% de los cargos electivos en las elecciones a celebrarse en el 2016, lo que habrá de otorgarles un poder político nunca visto, ni en nuestro país, ni en ninguna otra parte del mundo.

Quique Antùn, nutrido con ese acervo cultural y ese acopio de virtudes ofrendados por Doña Emma, está haciendo una revolución pedagógica al dotar a la mujer dominicana del poder político y social imprescindibles para concretizar su propia liberación. El PRSC se sitúa a la vanguardia de ese proceso, el cual marcha aceleradamente en una alianza estratégica junto a la juventud para hacer los cambios impostergables que requiere la sociedad, como un imperativo y una demanda del momento histórico que nos ha tocado vivir a todos. ¡Doña Emma Balaguer, una flor convertida en mujer!.