Por Sergio Acevedo. 

El inquieto dirigente reformista doctor Luis José González Sánchez hizo unas importantes declaraciones que fueron recogidas en la prensa local y, particularmente, en el medio informativo del PRSC, donde abogó por la implementación de reformas estructurales en nuestro país,

Por Sergio Acevedo. 

El inquieto dirigente reformista doctor Luis José González Sánchez hizo unas importantes declaraciones que fueron recogidas en la prensa local y, particularmente, en el medio informativo del PRSC, donde abogó por la implementación de reformas estructurales en nuestro país, que faciliten el desarrollo de las cooperativas, por entender que las mismas constituyen un gran soporte para disminuir la pobreza en la República Dominicana. 

El pensamiento de González Sánchez se ilumina y adquiere matices radiantes, por cuanto hace un planteamiento bastante lúcido y realista, en cuanto a la implementación de un mecanismo empresarial, como son las cooperativas, las cuales constituyen una base fundamental para el desarrollo humano, el combate a la pobreza, la democracia, la educación, la solidaridad y el progreso económico en base al trabajo colectivo y los aportes individuales de sus socios. 

El modelo cooperativo es antiquísimo, nace en Europa en los finales del siglo XIX, y se planteó como una respuesta para mitigar el impacto que tuvo la Revolución Industrial en la economía mundial, específicamente en relación a los empleos de los trabajadores, el salario y la duración de las jornadas de trabajo.
 

Abordando el concepto de economía social, base y fundamento del surgimiento del movimiento cooperativo, se plantea la cooperativa como un modelo de auto gestión, un tipo de empresas sostenidas por personas que unen esfuerzos de manera voluntaria para satisfacer sus necesidades económicas, sociales y culturales por medio de una organización de propiedad colectiva gestionada democráticamente.
 

La cooperativa es el modelo por excelencia que permite disminuir los efectos de la exclusión social que afecta a millones de seres humanos en todo el planeta. Constituye el mecanismo más idóneo para promover la inclusión, canalizando la participación activa de las personas en el diseño de su propia vida. Es una instancia de concertación y diálogo, de trabajo creativo, de progreso sin límites de participación para motorizar la iniciativa de los socios en diversas actividades destinadas a elevar los ingresos y mejorar sus condiciones de vida social.
 

Existen varias modalidades de cooperativas, según las necesidades y demandas de servicios de sus socios, tales como cooperativas de producción, de consumo, de servicios múltiples, mixtas, de ahorro y créditos, etc., pero todas conservan su carácter democrático, de participación y de justicia distributiva. Se trata de empresas cuya función principal es proporcionar servicios a sus socios. En el caso de una cooperativa de ahorro y crédito, esta efectúa préstamos a los socios en condiciones blandas, a un interés módico y sin las exigencias de la banca comercial, cuyos requerimientos y garantías desbordan las posibilidades sociales de los individuos.
 

En el caso de que una persona llene los requisitos, la banca comercial cobra no sólo un interés altísimo, sino que enmascara muchos cargos por conceptos que van desde los gastos de cierre, seguro, interés por moras, incremento en los intereses con lo que la persona termina pagando tasas que superan grandemente las contratadas en el momento de contraer el préstamos, etc.
 

Mientras los grandes beneficios que obtiene el banco van a parar a los bolsillos de sus dueños y accionistas, los excedentes de la cooperativa se distribuyen con un alto sentido de equidad entre los socios de acuerdo a su participación en la generación de los mismos, luego de establecer la reserva que se destinan a cubrir la parte educativa, porque la educación es fundamental y permanente en toda cooperativa.
 

Lo mismo se puede decir de la cooperativa de producción y de consumo. Estas empresas agrupan a productores, en uno de los casos, y consumidores, en el otro. En virtud de esa unión, logran producir a menores costos y, de igual modo, pueden vender sus productos a menor precio que las empresas tradicionales, lo que beneficia también a los consumidores que reciben un buen producto y a precio más reducido.
 

Como la cooperativa no especula, sino que su misión es la de bridar servicios, sus precios de ventas se mantienen más estables, lo que protege a sus socios de los efectos de la inflación que muchas veces se produce por especulación y otras distorsiones del mercado.
 

Los reformistas en todo el país deben de formar cooperativas en sus respectivas comunidades; ellas constituyen una herramienta fundamental en la lucha contra la pobreza, son entidades de promoción humana, de creación de riquezas, de participación democrática y de justicia distributiva, porque en la cooperativa todos los socios son iguales, no importa la cantidad de sus ahorros.
 

En las asambleas votan las personas, no las acciones como en las empresas tradicionales, de manera que las decisiones sea el fruto de la voluntad libre y responsable de la mayoría, expresada de manera democrática.