Por: José Balaguer

Miembro del Comité Político del PRSC 

Desde hace varios años hemos visto el planteamiento sobre la necesidad de un crecimiento económico acelerado para solucionar los problemas de pobreza del país, y a la vez hemos vivido un crecimiento económico sostenido, al punto de que el pasado año en los periódicos de circulación nacional se tituló que la República Dominicana encabezaba el crecimiento económico entre los países Latinoamericanos.

Por: José Balaguer

Miembro del Comité Político del PRSC 

Desde hace varios años hemos visto el planteamiento sobre la necesidad de un crecimiento económico acelerado para solucionar los problemas de pobreza del país, y a la vez hemos vivido un crecimiento económico sostenido, al punto de que el pasado año en los periódicos de circulación nacional se tituló que la República Dominicana encabezaba el crecimiento económico entre los países Latinoamericanos.

La realidad es que el crecimiento económico, por sí solo, no es suficiente para reducir la pobreza, si no se atiende el factor de la desigualdad a través de políticas de desarrollo social que favorezcan los más desposeídos.

Desde el año 2000 el Coeficiente de Gini, utilizado para medir la desigualdad en la distribución de los ingresos, se ha mantenido alrededor de 0.5 sin variaciones significativas; Lo que expresa que todos estos años los ingresos propios de ese crecimiento económico se han quedado en un grupo muy reducido y que el mismo no ha impactado en beneficio de las mayorías; por tanto, se ha perpetuado no solo la pobreza, sino la desigualdad.

Gran parte del crecimiento económico se ha basado en endeudamientos acelerados fruto de presupuestos deficitarios por la insuficiencia en las recaudaciones del estado, y en actividades económicas que no impactan el bienestar social, dentro de ellos esta “La minería”.

Aspecto preocupante es que el crecimiento económico no es una consecuencia de que somos más productivos. Por el contrario, si analizamos el déficit de la balanza comercial vemos como en los últimos 17 años el valor exportado solamente creció 88,32% mientras que el aumento de lo importado fue de 110.26%, lo que en palabras llanas significa que hemos tenido una reducción per cápita de la fuerza productiva en nuestro país y somos más dependientes de los mercados exteriores.

Dentro de las inversiones fundamentales que el gobierno debe hacer para reducir la desigualdad es la educación; donde reconocemos que, aunque se ha ampliado su cobertura nacional la misma ha sido a expensas de la calidad; por tanto, no hemos avanzado a igual ritmo que los demás países de América Latina y el Caribe, quedando la República Dominicana el lugar 146 de una lista de 148 países con peor calidad en la educación según estudios internacionales.

A esto debemos sumarle el continuo aumento del Gasto Público que reduce la posibilidad de inversión en políticas sociales, donde en el pasado año (2016) fue de 566,191 Millones de pesos, mientras que para este año 2017 es de 624,407 Millones de Pesos, aumentando un 9.32%. Pero lo más preocupante es que el Ingreso Total proyectado (Corriente+Capital) es de 539,513 Millones el cual no cubrirá ni tan siquiera los gastos y mucho menos las inversiones, continuando con el grave modelo de presupuesto con dependencia de préstamos, para poder financiar el déficit y el mismo servicio de la deuda.

Hasta que el gobierno no cambie la política populista a una política asistencial donde se conjugue la ayuda con la inversión en el más amplio sentido, tendremos una población que no podrá salir del esquema económico del que se encuentra; por tanto, se mantendrá esta brecha en la desigualdad social. (Le estamos dando el pescado, pero no lo estamos enseñando a pescar)

Estamos en total acuerdo con las asistencias sociales que vaya acompañada de los programas de inversión social que protejan y promuevan nuestras producción y empresas nacionales, como generadoras de empleos, sabiendo que sus beneficios serán reinvertidos y permanecerán fortaleciendo nuestro sistema económico, obviamente sin descuidar la inversión extranjera.

 

De no restructurar este esquema económico podríamos estar cambiando poco a poco la palabra “Crecimiento” por “Crisis”.