Por: Lic. Mario Díaz, Secretario de Transporte del PRSC.

El feriado de Semana Santa que acaba de concluir, deberá servir como motivo de preocupación, no solo a los conductores dominicanos, sino también a nuestras autoridades de tránsito y seguridad vial, para reflexionar acerca de cómo la errada política de transporte y tránsito de este gobierno ha fracasado desde su génesis, convirtiendo, luego de la entrada en vigencia de la ley 63-17, hace algo más de un año a nuestro sistema de circulación nacional, en un verdadero caos, inmerso en el desorden más infernal que haya conocido conductor alguno en el territorio dominicano.

Por: Lic. Mario Díaz, Secretario de Transporte del PRSC.

El feriado de Semana Santa que acaba de concluir, deberá servir como motivo de preocupación, no solo a los conductores dominicanos, sino también a nuestras autoridades de tránsito y seguridad vial, para reflexionar acerca de cómo la errada política de transporte y tránsito de este gobierno ha fracasado desde su génesis, convirtiendo, luego de la entrada en vigencia de la ley 63-17, hace algo más de un año a nuestro sistema de circulación nacional, en un verdadero caos, inmerso en el desorden más infernal que haya conocido conductor alguno en el territorio dominicano.

El colapso del tránsito, «que a cualquier hora del día y de la noche ocurre en el Gran Santo Domingo y el Distrito Nacional, haciendo extender ampliamente el tiempo conocido como horas picos», desde el pasado jueves santo se pudo observar en las provincias donde hubo más presencia y operativos de prevención del Ministerio de Obras Publicas y del INTRANT.

En Bani, La Vega, Bonao, Santiago y Puerto Plata, la situación de caos y desorden en el sistema de tránsito vehicular, desbordo los limites, dejando a los infelices agentes de la DIGESETT, en un estado de impotencia e inercia jamás esperados por esos uniformados que parecían arrepentidos de pertenecer a ese organismo gubernamental que tras la promulgación de la nueva ley de tránsito número 63-17, sustituyo a la antigua Autoridad Metropolitana del Transporte, y provocando en los conductores, reacciones de pánico y trastornos.

No existe una explicación lógica, que nos haga entender como un gobierno que anuncia tantos logros en el área de desarrollo vial, no haya diseñado planes ni estrategias tendentes a contrarrestar los males que afectan la circulación vehicular por las principales vías de nuestro país, provocando el 90 por ciento de las muertes ocurridas durante el pasado feriado de semana santa.

Todo parece indicar que los planes que pretende ejecutar el gobierno en este Importante sector que mueve la economía nacional dominicana completa, dependerán del fracaso y colapso total del sistema de tránsito vehicular, para utilizar esa circunstancia, que ellos mismos están provocando, como la excusa que les hace falta a los funcionarios palaciegos que pretenden entregar nuestro sistema de transporte de pasajeros y de cargas, a un sector empresarial con el cual el actual gobierno está comprometido irreversiblemente.

Los transportistas dominicanos, que durante décadas se han preocupado por mantener operando el obsoleto sistema de transporte de pasajeros, serán condenados a un retiro augusto y miserable, si el gobierno del presidente Danilo Medina, obligado por la insensatez de sus funcionarios más cercanos, lograra completar su trama de entregar a industriales el servicio de transporte de pasajeros y de cargas de nuestro país, en perjuicio de los llamados camioneros, guagüeros y choferes de carros públicos, algo que será muy difícil para ellos en los próximos 28 meses de ejercicio que le faltan a este desastroso periodo gubernamental peledeista.