El discurso de Quique Antùn, orientado a estimular a los reformistas para que participen en el proceso de renovación y cambios de las estructuras políticas partidarias con miras a su participación estelar en las elecciones programadas para el 2016, no sólo ha sido asumido como bandera de batalla en las filas del PRSC,
Por Sergio Acevedo.
El discurso de Quique Antùn, orientado a estimular a los reformistas para que participen en el proceso de renovación y cambios de las estructuras políticas partidarias con miras a su participación estelar en las elecciones programadas para el 2016, no sólo ha sido asumido como bandera de batalla en las filas del PRSC, sino que el mismo ha sido un factor de innovación que ha calado en las demás fuerzas políticas del país, las cuales se han visto precisadas a introducir modificaciones tácticas en sus programas, como fórmulas de fortalecer sus estrategias.
Partidos que tradicionalmente han postergado a un segundo plano a la juventud y a las mujeres como entes de participación política, hoy se han visto precisados a abrirles las puertas en la distribución partidaria, lo mismo que a los cargos electivos, estimulados por los beneficios que ha recibido el PRSC, tanto en el orden cualitativo, como en el cuantitativo, toda vez que es notoria la efervescencia y el empuje que tanto los jóvenes, como las mujeres, han aportado al posicionamiento del reformismo.
La inmensa capacidad dirigencial de Quique, su grandeza como estratega y táctico exponencial ha quedado de manifestó en forma fehaciente, con el crecimiento vertiginoso que ha tenido la institución la cual, a la llegada del líder, tenía un escaso 2% de aprobación de parte del electorado, mientras que hoy, en virtud de las prédicas y el trabajo de Quique, el PRSC sobrepasa los dos dígitos en la intención de voto, logro obtenido en el tiempo record de apenas un año.
Quique Antùn, con su política renovadora, ha modificado el cuadro de la competencia en el país, ya que los demás partidos del sistema se han visto obligados a introducir el caudal joven y femenino en sus respectivos esquemas diligénciales, y de ese modo, es muy auspicioso el aporte que hace nuestro líder a nuestra democracia, por vía de su principal elemento de canalización que es el sistema de partidos.
Nuestro candidato está haciendo justamente lo que hubiera hecho Balaguer en el actual escenario, esto es, trabajar por el país, promoviendo a las flores de la creación, los jóvenes y las mujeres, convencido de que en ellos es que está la esperanza de la patria.
Pero, es preciso decirlo, el posicionamiento de Quique no está dado exclusivamente por su propensión y su apertura hacia los jóvenes y las mujeres, ellos constituyen una parte esencial y una fuente de inspiración en su discurso, su crecimiento se fundamenta en su inmensa capacidad de penetración mediante su empoderamiento y su actitud de denuncias ante los males que aquejan la sociedad del presente.
Quique Antùn es el único político del país que ha denunciado, desde mucho antes de ser candidato, los seculares males que afectan a la ciudadanía, presentando con crudeza la dramática situación que viven los dominicanos a causa del estado de inseguridad generado por la delincuencia que, sin lugar a dudas, ha desbordado la capacidad de las autoridades para controlarla.
Nuestro líder ha denunciado con valor el alto costo de la vida, el cual constituye una reducción dramática a la capacidad adquisitiva de los ciudadanos, al tiempo que ha clamado por la búsqueda de alternativas eficientes que limiten la intermediación para que los productos de consumo puedan llegar a precios asequibles a los consumidores.
Ha denunciado la odisea de cientos de miles de jóvenes que han alcanzado carreras universitarias y que no encuentran trabajo, debido a que el país no ha podido establecer una política de pleno empleos y, por el contrario, lo que se nota es que el empleo ha retrocedido debido al cierre de muchas empresas de zona franca, la desarticulación de los ingenios, la competencia desleal de la manos de obra haitiana, etc.
Quique Antùn ha demandado cambios en la matriz de generación eléctrica para producir energía a más bajos costos, de manera que permita reducir el precio de ese elemento vital para el desarrollo del país y, de ese modo, ponerle fin a los apagones.
En fin, la política del nuevo reformismo convalida la lucha por la transformación del país, su mejoramiento en el ámbito de la salud y la educación, el combate a la exclusión social y a la pobreza que afecta a una parte importante de la sociedad. El éxito de Quique es que está en sintonía con las demandas más sentidas de la poblaciòn.