Por Sergio Acevedo.

 

La insistencia del grupo mandante al más alto nivel de la esfera gubernamental en imponer a los partidos políticos un modelo de primarias abiertas con el voto universal de los ciudadanos, no solo constituye el clamor de una imposición radicalmente anti democrática, sino que también es el alarido desesperado de una gestión herida de muerte que clama por mantenerse en el poder a como sea de lugar, incluso, exponiendo a la República a un estadio de ingobernabilidad que amenace con hacer añicos nuestras instituciones.

 

 

Por Sergio Acevedo.

 

La insistencia del grupo mandante al más alto nivel de la esfera gubernamental en imponer a los partidos políticos un modelo de primarias abiertas con el voto universal de los ciudadanos, no solo constituye el clamor de una imposición radicalmente anti democrática, sino que también es el alarido desesperado de una gestión herida de muerte que clama por mantenerse en el poder a como sea de lugar, incluso, exponiendo a la República a un estadio de ingobernabilidad que amenace con hacer añicos nuestras instituciones.

Es tanto el desafuero y tan grandes los atentados contra el patrimonio público, lo mismo que los niveles de impunidad en que se desenvuelve la gestión oficial en casi todos los estamentos, cuyos desafueros han llegado a niveles de escándalos en todo el desempeño y que motivado un pánico colectivo que le impide bajar del poder ante el temor de que un gobierno diferente al del partido oficial pudiera encaminar acciones de rendimiento de cuentas ante los desatinos del poder.

 

La visión del gobierno es influenciar los procesos internos de los partidos procurando imponer candidatos débiles de simpatía y de carácter, los cuales puedan ser  vencidos fácilmente por la maquinaria política oficial, aceitada con los recursos inmensos del Estado y financiada por la gran cantidad de capitales provenientes de fuentes ilegales, esencialmente, del narcotráfico y del lavado.

 

Eso significa que los candidatos de los partidos políticos no serán escogidos por la militancia de los partidos, sino que los mismos serán impuestos desde afuera mediante un mecanismo insólito de primarias refrendado por una ley que la mayoría de los receptores de oposición y la mitad del propio partido de gobierno, rechaza.  

 

El grupo de poder asentado en el gobierno ha hecho caso omiso a las voces que se han levantado contra el despropósito, lo que ha hecho pensar a muchos que la insistencia de avasallar las voces de los sectores vivos de la nación, incluyendo las de su propio partido, lo que persigue en el fondo es que todo se quede igual a como está, que no se apruebe la Ley de Partidos, ni la de Régimen Electoral, de manera que la ciudadanía acuda de nuevo a un matadero electoral de características similares y hasta peores a las que se produjeron en las elecciones del 2016.

 

En ese escenario es previsible que la oposición se abstenga de concurrir a un proceso donde no exista garantías ni reglas de participación expedita, ni árbitros, ni nada que garantice el ejercicio del voto y el escrutinio libre y democrático.

 

Porque no sería posible concurrir a un proceso donde la competencia es nula y es previsible la imposición de un grupo ínfimo, pero que tiene el control del dinero y los mecanismos arbitrales que definitivamente están al servicio, no de los ciudadanos, sino de los que manda.

 

Un gobierno que tenga un rechazo tan arraigado en un tema de tanta importancia como el que nos ocupa, debe de estar muy consciente de sus debilidades y por eso acude sin reparo al desorden institucional y la imposición, únicas fuentes de legitimidad a las cuales se abraza.

 

No son exclusivamente los partidos quienes han puesto reparos en la celebración de elecciones primarias como las aprobadas por el Senado, sino también los sectores vivos, los más influyentes desde el ámbito económico-social, como una determinada cantidad de académicos y entidades sociales.

 

Todos los partidos de oposición rechazan el proyecto, politólogos y juristas, la Fundación Institucionalidad y Justicia y Participación Ciudadana, la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, la Asociación de Industriales de Herrera y el Consejo Nacional de la Empresa Privada, las iglesias, etc. Las cuales coinciden en la demanda de que sean los propios partidos los que escojan su sistema de elección sin imposición extraña.

 

El presidente de la Junta Central Electoral, doctor

 

Se auguran momentos de angustia para la nación ante la persistencia del oficialismo en imponer un modelo de elección que es rechazado por tantas fuerzas sociales, lo que plantea un estado de incertidumbre que puede estar acicateado por movimientos de protestas con características diferentes a las que se han estado celebrando en el país, y eso puede enrarecer el panorama nacional con protestas más subidas de tonos.

 

Es cierto que en muchos países existe el modelo de primarias abiertas, como España, Francia, Portugal y Grecia, en Europa, mientras Chile, Argentina, Uruguay,  Honduras lo contempla. Pero el caso nuestro es diferente, puesto que en esos países, muchos de ellos dejan a los partidos la escogencia de la modalidad que más le favorezca, en esas naciones no se emplean los recursos públicos para imponerse, los mecanismos de arbitrajes son expeditos y los procesos electorales se celebran sin mayores inconvenientes.

 

En nuestro país es diferente porque existe una cultura de fraude que se refleja casi todas nacionales, de donde la política ocupa un nivel prominente.