Por Ricardo Espaillat

Compatriotas, con cada día de nuestro accionar se va definiendo el futuro de nuestra institución política. Es por esto que no nos queda más que apelar a los viejos valores que dieron pie a la formación de los hogares, las familias, las sociedades y los partidos, y que deberá ser, sin dudas, el eje sobre el cual gire el renacer del insigne Partido Reformista Social Cristiano.

La opinión pública, critica impiadosa de nuestras erradas y desacertadas decisiones en todo el pasado reciente, esperan impacientes por la próxima acción de la maquinaria roja.

Por Ricardo Espaillat

Compatriotas, con cada día de nuestro accionar se va definiendo el futuro de nuestra institución política. Es por esto que no nos queda más que apelar a los viejos valores que dieron pie a la formación de los hogares, las familias, las sociedades y los partidos, y que deberá ser, sin dudas, el eje sobre el cual gire el renacer del insigne Partido Reformista Social Cristiano.

La opinión pública, critica impiadosa de nuestras erradas y desacertadas decisiones en todo el pasado reciente, esperan impacientes por la próxima acción de la maquinaria roja.

La sociedad reclama a sus partidos por nuevos liderazgos, pero sobre todo por la continua vigencia de la democracia partidista representada en la presencia autentica de sus cuatro partidos mayoritarios. Y las bases del reformismo anhelan con desespero la reivindicación de nuestra dignidad y nuestro honor en la vuelta permanente a un partido independiente y opositor capaz de recobrar el aprecio y el respeto de todo el pueblo dominicano.

Al dar las gracias a las autoridades del partido por la confianza depositada para dirigir la comisión especial de la unidad en el PRSC quiero dejar claro que nuestros compatriotas nunca dejan de ser reformistas; y aun en ocasiones en que han sido obligados a pactar con otra filosofía, con otros símbolos, y en otra casa, su anhelo es el de siempre volver a sus raíces de las cuales sienten tanto orgullo, con sus colores, su canto, y sobre todo el recuerdo inolvidable que yace profundo en cada militante, como el sello original de una raza distinta, el recuerdo reitero, de nuestro fundador y líder el Dr. Joaquín Balaguer.

Si hemos hoy de renacer, lo haremos colmado de virtudes, de honor, de lealtad, y de pureza, hacia nuestro nombre, nuestra filosofía, nuestro hogar, y nuestros antepasados.

Así como al fuego del hogar en la ciudad antigua no se permitía alimentar con cualquier clase de leña, y se exigía que siempre permaneciera puro, así mismo el fuego del reformismo debe mantenerse rojo, colorado, sin ningún tipo de mezclas o alianzas que afecte posteriormente sus colores, su dinámica, y su pureza.

Debemos ser independientes, libres como partido, para que el fuego de nuestro hogar, que es la providencia de nuestra familia reformista, antes que apagarse se reanime, y se mantenga ante el altar de nuestro antepasado, siendo fuente de salud, riqueza y felicidad para todos los dominicanos.

De este modo el altar que hoy se levante ante nuestro partido será una vez más refugio verdadero de todos los reformistas; Hécuba, la famosa reina de Troya, cuando fue invadido el palacio de Príamo, su esposo y con quien había concebido 19 hijos según la mitología griega, llevo al viejo rey al pie del hogar diciéndole: “Tus armas no podrían defenderte, pero este altar nos protegerá a todos”.

La casa del PRSC debe ser hogar de todos sus miembros, y un centro de honor, de gracia, y de reflexión para toda su militancia. Esquilo nos representa a Agamenón volviendo de Troya feliz y victorioso, y no va ha dar gracia a Júpiter, ni a llevar a un templo la expresión de su jubilo y reconocimiento, sino que ofrece el sacrificio de acción de gracias en el hogar de su casa. El hombre no salía nunca de su casa sin dirigir antes alguna suplica al hogar, y, a su vuelta antes de ver a su mujer y abrazar a sus hijos, debía inclinarse ante el fuego sagrado.

Si queremos volver a ser una familia, unidas en vínculos de sentimientos verdaderos y no de intereses encontrados, debemos retomar esas costumbres que fortalecen la llama de nuestro fuego, ese poder tutelar que crea al final una autentica mística de hogar.

“Yo soy fuerte contra mis enemigos-dice el brahman-con los canto que tengo de mi familia y que me ha trasmitido mi padre”. Y nuestro fundador y líder al dar la vida a sus hijos reformistas, le daba al mismo tiempo su creencia, su culto, pero sobre todo, el derecho a mantener el hogar con su fuego sagrado. Obra esta ultima que solo podra consumarse con la ofrenda hoy del sacrificio de todos los reformistas.

La unión de los miembros de las familias antiguas consistía en algo más poderoso que el nacimiento, que el afecto y la fuerza física. Era la religión del hogar y de los antepasados la que hacía que la familia formara un núcleo compacto en esta vida y en la otra. El lazo de la sangre no bastaba para constituir parentesco, siendo preciso el culto. Por eso hoy más que nunca debemos volver a nuestra casa, y frente a esa llama de fuego del hogar, volver a ser la gloriosa familia nacional que tanto ha dado a este pueblo dominicano.

Compatriotas, fue tradición desde la formación misma de las primeras ciudades y núcleos sociales el hecho de que para entrar un hijo en otra familia, era necesario que hubiese podido salir de la anterior.

De igual forma pienso que no se puede permanecer fiel a un partido mientras se honra a otro; y en el alma del reformismo social cristiano debe ser principio inmutable que un militante nuestro no pueda invocar dos hogares, ni dos series de antepasados.

Todo político debe respetar los límites de su hogar, su casa, su partido. Ovidio decía que el dios, al sentir el choque del arado o de la azada gritaba: “Detente, este es mi campo y aquel el tuyo”.”

Cada partido es propiedad de todos sus miembros; y a esa propiedad, con su mística, su dinámica, su filosofía, sus enseñanzas y sus cultos, ningún poder humano debe intentar mudarlo, debiendo permanecer siempre en el mismo lugar.

Y nuestra institución política, como propiedad de todos sus miembros, fundada en los principios que hoy mantiene viva su llama, ningún hombre puede cederla, porque la une a sus militantes un vínculo más fuerte que la voluntad humana.

Los individuos que abandonan su hogar político, la casa que le dio vida pública, no aman en realidad ese partido; El amor a la casa ha constituido siempre una de las grandes virtudes humanas. Y este hecho se facilita aún más en nuestro insigne Partido Reformista Social Cristiano porque es fruto del amor, del amor por la patria, por nuestra gente; Amor que ha sido grabado en fuego en nuestros corazones por el fervor patriótico de nuestro ilustre líder, el Dr. Joaquín Balaguer.

Es por eso que el partido que nació del amor a la patria y a todos los dominicanos debe pertenecer a toda la familia Reformista; a todos los que por el dieron sus vidas y a todos los que sabrán heredar el fruto de nuestra entrega.

Sin dudas podríamos asegurar, que para volver al glorioso Partido Reformista Social Cristiano que fuimos, unidos, independientes, puramente rojo y colorado, con mayor estructura nacional que cualquier otra institución política, y con un liderazgo capaz de despertar el espíritu del reformismo, y de todo el pueblo dominicano, para regresar al poder en el 2020, se necesitara de algo más fuerte que la fuerza material, más respetable que el interés, más positivo que una teoría filosófica, y más inmutable que un pacto; Algo que estuviese en el fondo de nuestros corazones y que mandase en ellos imperiosamente. Y ese algo, que es lo que ejerce más poder sobre el alma, es una creencia.

Y esa creencia, que no es más que la Fe inquebrantable en Dios, en la Patria, y en nuestro Partido, será la clave para unir en un todo cada parte del reformismo social cristiano.