La Conferencia del Episcopado Dominicano, en su mensaje con motivo de la fiesta de la Independencia Nacional, dijo que en el país aún persisten males que perturban el ambiente de paz y planteó la “impostergable urgencia de vivir en valores”.

En su mensaje, el Episcopado Dominicano señala los males que afectan la sociedad, tales como la inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la impunidad, la irresponsabilidad y deficiencia de los cuerpos de seguridad, entre otros.

La Conferencia del Episcopado Dominicano, en su mensaje con motivo de la fiesta de la Independencia Nacional, dijo que en el país aún persisten males que perturban el ambiente de paz y planteó la “impostergable urgencia de vivir en valores”.

En su mensaje, el Episcopado Dominicano señala los males que afectan la sociedad, tales como la inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la impunidad, la irresponsabilidad y deficiencia de los cuerpos de seguridad, entre otros.

La Conferencia del Episcopado Dominicano al divulgar ayer su tradicional mensaje con motivo de la fiesta de la Independencia Nacional, el 27 de Febrero,  demanda  “la impostergable urgencia de vivir en valores”, los obispos señalan también la deficiencia en el sistema y seguros de salud, la corrupción pública y privada, la ausencia de un sistema eléctrico eficiente y justo, y  los aumentos constantes de los carburantes, como otros males sociales.

La  falta de una ley de partidos que garantice la transparencia, el control y uso de los recursos estatales, la participación de la mujer y la representatividad de sectores excluidos en las contiendas de elecciones, entre otros, “son males y realidades que nos arrebatan la paz”, señalan.

“Una sociedad está en paz si las personas viven de manera recta e íntegra; sin estas virtudes presentes, no se puede hablar de paz verdadera. Una sociedad está en paz si se goza de salud y de vitalidad. Una sociedad está en paz si está bien ordenada y sus pobladores conviven en prosperidad”,  dice.

Al referirse a la justica, el máximo organismo de la Iglesia Católica dominicana se pregunta: “¿cuánto es el clamor de nuestro pueblo por una administración sana de la justicia, lejos de la corrupción de las instituciones que la aplican, sea porque los procesos están viciados desde su raíz o porque algunos jueces se han quitado la venda de los ojos para ver según su conveniencia a quien aplicarla?”. Expresan que “un sistema que sacrifica los derechos fundamentales de la persona y de los grupos es contrario a la dignidad del hombre”.

Creemos sin lugar a dudas que una de las palabras a las que más apela el pueblo dominicano es la referente a los valores, y se tiene la percepción de que se han ido perdiendo en algunos grupos o personas de la sociedad, dice el documento.

Los obispos católicos pidieron a la sociedad dominicana que en una fecha tan significativa como este 27 de Febrero, cuando se conmemora el 174 aniversario de nuestra Independencia, retomemos “los valores que nos propone nuestra Constitución”.

Citaron entre esos valores la dignidad humana, libertad, igualdad, el imperio de la ley, justicia, solidaridad, convivencia fraterna, bienestar social, equilibrio ecológico, progreso, paz y unidad de la Nación, según resaltan.

Dicen que los primeros 12 valores están contenidos en el preámbulo de la Constitución Dominicana y otros ocho son emblemáticos de la cultura dominicana: alegría, acogida, ser luchadores y trabajadores.

A su juicio, en los actuales momentos los valores de la honradez, la familia, la vida y la educación sexual son ensombrecidos por la corrupción, la violencia contra la mujer, feminicidios, homicidios y el libertinaje sexual.

Señalan que la mujer y el hombre deben ser defendidos desde su concepción hasta su muerte natural, tal y como lo establece la constitución.

“Debemos volver a recalificar el valor de la vida humana en todas sus dimensiones. No es posible que la infravaloremos al punto de no impresionarnos por los actos de feminicidios, y frenar con la educación en valores desde la familia, para preservar la vida y respetarla desde su concepción hasta la muerte natural. Es imposible legislar en contra de la vida misma”, indican.

Al referirse a la justica, los prelados se preguntan “¿cuánto es el clamor de nuestro pueblo por una administración sana de la justicia, lejos de la corrupción de las instituciones que la aplican, sea porque los procesos están viciados desde su raíz o porque algunos jueces se han quitado la venda de los ojos para ver según su conveniencia a quien aplicarla?”.

Observan que “un sistema que sacrifica los derechos fundamentales de la persona y de los grupos es contrario a la dignidad del hombre”.

El Episcopado admite que el país ha avanzado en varios aspectos y dice ver con buenos ojos los esfuerzos de proveer desde el Estado iniciativas en pro de mejorar la calidad de vida de tantos dominicanos”.

Indica, sin embargo, que aún “persisten males como la inseguridad ciudadana, la violencia contra la mujer, la impunidad, la irresponsabilidad y deficiencia de nuestros cuerpos de seguridad, la deficiencia en nuestro sistema de salud, y seguros de salud, la corrupción pública y privada, la ausencia de un sistema eléctrico eficiente y justo, los aumentos constantes de los carburantes, la falta de una ley de partidos que garantice la transparencia, el control y uso de los recursos estatales, la participación de la mujer y la representatividad de sectores excluidos en las contiendas de elecciones”, entre otros”.

Respecto a la reclamada educación sexual, la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) observa que la “Iglesia nunca ha estado en contra de que la misma se imparta en las escuelas” sino que, por el contrario, desde hace muchos años ha  propiciado que esté basada  en valores.

A su juicio, ésta debe ser “integral y sustentada en responsabilidades, no exclusivamente en derechos” y su objetivo debe ser educar para que “el individuo aprenda a ser persona en el trato hacia los demás, que tome en cuenta la afectividad y no quiera simplemente utilizar el cuerpo humano como un producto”.

Se oponen a que se de  valor a corrientes dañinas que deforman la igualdad, como la mal llamada “ideología de género”.

Finalmente, en su mensaje, los obispos responden a cuestionamientos sobre el crecimiento de la Iglesia Católica en República Dominicana. En este sentido aclaran que el número de católicos aquí está en aumento, lo cual se puede verificar en datos tangibles como el número de bautizados, los nuevos grupos apostólicos, creación de nuevas parroquias y Vicarias Episcopales.

“Nos alegramos como pastores del valor del crecimiento de la fe en nuestra Iglesia dominicana a través del aumento del número de parroquias, capillas, sacerdotes, diáconos, religiosas, laicos y laicas comprometidos en los diversos ministerios, movimientos apostólicos y los servicios en nuestras universidades, escuelas, hospitales e instituciones, presentando los valores cristianos ante la sociedad”, concluyeron.