Por Dionision Santana

Después de esos dos días compartiendo y conociendo todo cuanto acontece con los reformistas y la diáspora en sentido general de la Florida, el Presidente del PRSC Ing. Quique Antún y la comisión que le acompañaba, llegaron bien temprano a la Ciudad  de los rascacielos, allí fueron esperados en el Aeropuerto JFK por reformistas y amigos y la algarabía fue tan entusiasta que viajeros, empleados y comerciantes mostraban interés por saludarle y varios de ellos se abrieron fila y solicitaron de su atención para tomarse algunas fotos con el líder reformista.

Después de esos dos días compartiendo y conociendo todo cuanto acontece con los reformistas y la diáspora en sentido general de la Florida, el Presidente del PRSC Ing. Quique Antún y la comisión que le acompañaba, llegaron bien temprano a la Ciudad  de los rascacielos, allí fueron esperados en el Aeropuerto JFK por reformistas y amigos y la algarabía fue tan entusiasta que viajeros, empleados y comerciantes mostraban interés por saludarle y varios de ellos se abrieron fila y solicitaron de su atención para tomarse algunas fotos con el líder reformista.

¿Quién es él? Preguntó una joven empleada de la terminal aérea, cuando se le informó que era el Presidente del PRSC, exclamó! Me puedo tomar una foto para mi Twitter? De inmediato la hicimos pasar y sonriente agradeció el gesto del Ing. Antún.

En la medida que eso ocurría, a los que presenciábamos tal acontecimiento nos embargaba el orgullo y nos motivaba la razón para seguir apoyando sus propósitos de construir un nuevo PRSC.

La agenda en New York era mucho más agitada. Unos minutos más tarde, con maletas y todo, nos desplazamos a nuestro primer encuentro en esa urbe donde decenas de reformistas, sobre todo jóvenes, le dieron una calurosa bienvenida al Ing. Antún y de inmediato le expresaban que desde hacía días la radio y televisión hispana había creado una aureola positiva en torno a su visita oficial a la ciudad que no duerme.

Luego del encuentro, salimos en caravana como si se tratara de un aspirante a la nominación presidencial  por su país de un candidato Demócrata o Republicano. Es que ciertamente todos los dirigentes querían ser parte de la comitiva y acompañar al Presidente de los reformistas por todos los lugares donde se le había pautado encuentros. Pese al congestionamiento del tránsito en las calles newyorkinas, avanzamos hasta llegar a tiempo al Condado de Pasaic, Estado de New Jersey, donde en medio de la calle lo esperaba una gran cantidad de dominicanos que sueñan con un retorno rojo.

La misma muchedumbre se dignó en guiarlo al Despacho de un originario de Quisqueya que ha triunfado y hace que nuestro orgullo patrio permanezca en alto, Alex Blanco escaló el peldaño más alto en el Condado y es su Alcalde, el lo recibió en su oficina y después de conversar de diferentes temas, procedió a condecorarlo con el Escudo de la ciudad, que dicho sea de paso es una distinción que muy pocos latinoamericanos han recibido desde la fundación del Condado de  Passaic.

  El entusiasmo contribuyó a un ligero retraso en el tiempo, esa razón obligó a acelerar el ánimo del Presidente ya que una de sus normas es la puntualidad y el tenía razones más que suficientes, ya pasaban las 3:30 de la tarde y a las 4:00 nos esperaba un salón repleto de reformistas y ya los coordinadores de ese evento nos habían llamado para orientarse acerca de nuestra posición.

Llegamos al Condado de Providence y los compatriotas de allí ya estaban sentados y en orden. De inmediato se escuchó la voz de una adolescente. Era una jovencita entonando el Himno de los Estados Unidos, seguido de las gloriosas notas del Himno Nacional Dominicano y por supuesto, el hermoso y contagiante Himno del PRSC, una pieza única en partido político alguno.

Los reformistas de la filial de Providence  desarrollaron magistralmente su agenda. El Presidente los escuchó desde su asiento en la mesa principal. Ellos en síntesis rindieron un informe de cómo estaba la organización política en el lugar, sus inquietudes y al finalizar el evento todos nos confundimos en un abrazo fraterno de unidad.

Los compatriotas de New York que diariamente nos acompañaban a las diferentes actividades, Orlando Rosado, Ludo y Héctor Ferreira, estaban asombrados por la capacidad de trabajo del Presidente Antún, al final de la jornada de cada día, siempre pedía un análisis de lo programado para el día siguiente.

El sábado sin cantar el gallo, obviamente estábamos lejos como para escuchar alguno, salimos a velocidad regulada rumbo a la ciudad de Boston. Antes, el Presidente del PRSC encabezó encuentros exitosos en New Jersey, Lawrence y Patterson, dejando a su paso a unos reformistas totalmente entusiasmados y solicitando asignaciones de trabajo partidario.

En Boston fue un escenario prácticamente igual; allí, pese a algunas caras acongojadas producto de la desatención política, según revelaron, no pasó mucho tiempo en animarse y comprometerse a trabajar sin descanso para contribuir al fortalecimiento de la organización y ser partes de la construcción de un nuevo renacer del PRSC. Ese intenso día de trabajo  concluyó cuando las manecillas del reloj indicaban que eran  las 2:30 de la madrugada, justo en el momento que retornábamos al hotel donde nos hospedábamos en el corazón de Manhathan.

El exitoso periplo estaba llegando a su fin; era lunes 21 de julio y era una fecha muy especial como para que un reformista, mucho menos el Presidente del partido y menos aún, si era uno de sus más estudiosos de la historia del PRSC.  Ese mismo día pero en el año 1963, el joven Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, había fundado la organización política y ese acontecimiento no era verdad que el Ing. Antún dejaría pasar como quien ve llover. Desde el principio había planificado cerrar su gira con broche de oro, nada más y nada menos que con un espectacular y hermoso acto de reconocimiento a viejos Robles y figuras de una trayectoria prolongada en el reformismo histórico. Ese día todos supusimos que el fundador y guía del PRSC, estaba satisfecho no sólo de ver sus discípulos reunidos en un ambiente armónico y festivo, sino, reconociendo y valorando el trabajo de sus hijos.

 

 

Por Dionisio Santana