Por Sergio Acevedo.

La candidatura de Quique Antùn a la presidencia de la República marca un hito que revive la esperanza en la ciudadanía, cansada de los desplantes de los políticos tradicionales, los cuales, sin excepción alguna,

Por Sergio Acevedo.

La candidatura de Quique Antùn a la presidencia de la República marca un hito que revive la esperanza en la ciudadanía, cansada de los desplantes de los políticos tradicionales, los cuales, sin excepción alguna, han abandonado sus viejas prédicas reivindicativas para adentrarse en los intersticios de una praxis de conveniencia que utiliza la política como un mecanismo de acumulación, sin importarles los problemas de la nación, problemas que cada día se agravan sin que se vislumbre una luz al final del camino que nos indique que avanzamos hacia la conquista del bien común.

Quique Antùn se proyecta, en consecuencia, como el único candidato con capacidad para encabezar una concertación de fuerzas que aglutine a los diversos sectores de la nación que aspira a promover cambios estructurales de naturaleza profundas, pero respetando las reglas del modelo de economía social de mercado, así como su expresión política que es la democracia representativa.

Como se trata de un candidato socialmente burgués, formado bajo la doctrina del pensamiento social cristiano, humanista y sensible ante el drama de la pobreza, nuestro candidato no inspira temores ante los sectores conservadores de la población, y si puede convertirse en un ente catalizador de los diversos grupos de izquierda que requieren de una agrupación en la cual puedan interactuar sin abandono de sus principios éticos y políticos.

El Partido Reformista Social Cristiano siempre ha estado abierto y receptivo hacia esos sectores. Muchas figuras relevantes de la izquierda dominicana se incorporaron a la lucha política legal desde las filas del PRSC. Balaguer le abrió las puertas a una camada de líderes y cuadros revolucionarios importantes que todavía en la actualidad hacen sus aportes al desarrollo del país, siendo las figuras más importantes los que nos iniciamos promoviendo el Código Agrario, junto al ingeniero José Osvaldo Leger, y que luego continuamos con el propio Quique desde el Frente de Juventud Reformista, en ese tiempo no era social cristiana.

Hoy día nuestro país cuenta con los aportes de rutilantes figuras de izquierda incorporadas a la lucha democrática, siendo las principales el ingeniero Ramón Pérez Martínez (Macorís), antiguo jefe del Buró Militar del 1J4, así como del licenciado Tácito Perdomo, quien fuera uno de los lugartenientes de Caamaño, mientras esté se entrenaba en Cuba.

La grandeza del PRSC no está exclusivamente en que nos abrió las puertas para continuar la lucha de manera legal, sino que nos brindó las más amplias oportunidades de participación y de poner en práctica nuestro ideales de cambios de manera pacífica y ordenada, en paz y en libertad, y eso fue un éxito que nos permitió adelantarnos al proceso que se veía venir como fue la caída del bloque comunista.

Puede decirse que fuimos en el país los fundadores de lo que posteriormente se llamó la tercera vía, una posición reformista que condenaba el capitalismo salvaje, como lo definió el Santo Padre, pero a su vez rechazaba los lineamientos sociales, debido a su inoperancia, por ser promotor de violencia y de esencia anti-humana.

Balaguer nos enseñó que podíamos luchar por los cambios sociales dentro de un ambiente de amplia democracia, que había llegado la hora de que la juventud demostrara al país que no sólo era capaz de inmolarse en holocausto de sus ideales profanados,  sino que también estaba apta para dedicarse al trabajo civilizado y a la acción constructiva.

Por eso mientras luchamos por la implantación y profundización democrática, respaldamos al gobierno en su tarea de promover justicia social y retributiva en la población vulnerable, mientras el presidente enfatizaba en el desarrollo tecnológico, la educación, la competencia regulada en la búsqueda del progreso, el desarrollo social y demás objetivos económicos.

Quique Antùn es el sucesor de esa rica herencia social, y el único que cuenta con las condiciones adecuadas para asimilar a los miles de cuadros de la antigua izquierda e incorporarlos a la lucha política electoral en procura del advenimiento de un proceso de reivindicaciones mínimas como son el adecentamiento de la actividad política, el fortalecimiento de la democracia, la participación activa de todos los entes sociales en los beneficios de la economía.

La izquierda dominicana no tiene otra alternativa para incorporarse a la lucha política que no sea mediante la utilización del camino democrático, eso es lo que ha sucedido en Bolivia, Chile, Venezuela, Brasil, Ecuador, Uruguay, entre otros. La izquierda se hizo democrática y ese giro no solo le abrió el camino hacia el Congreso y los Municipios, sino también hacia la presidencia en sus respectivas repúblicas.

En nuestra nación está el PRSC, partido que tradicionalmente ha estado abierto hacia todos los ciudadanos, sin importar ideología, que quieran trabajar en beneficio del país. Y tenemos a Quique, un líder receptivo, diseñado con material político de esencia balaguerista, dueño de un estilo práctico y decente de ejercer la política, moderado y frugal en los manejos del poder, pero devoto y apasionado en sus ideales de justicia. Quique Antùn es el eje de ese necesario proceso de transformación política que demanda el país con la participación de todos los amantes de la paz y el progreso.