Los reformistas, dispuestos a no ceder el espacio que han recuperado bajo la egida de las actuales autoridades, han asumido la defensa de los intereses que envuelven la cotidianidad de la República en cinco ejes fundamentales: La salvaguarda de nuestra identidad como nación, la problemática que envuelve a jóvenes y mujeres y su inserción social, el desempleo, medio ambiente y desarrollo agroindustrial.
Por José Bello.
Los reformistas, dispuestos a no ceder el espacio que han recuperado bajo la egida de las actuales autoridades, han asumido la defensa de los intereses que envuelven la cotidianidad de la República en cinco ejes fundamentales: La salvaguarda de nuestra identidad como nación, la problemática que envuelve a jóvenes y mujeres y su inserción social, el desempleo, medio ambiente y desarrollo agroindustrial.
Según el presidente de esa institución política, Ing. Federico Antún (Quique), los recorridos y encuentros con todas las fuerzas vivas del país, han permitido que los reformistas, acostumbrados a servir de portavoz de las grandes mayorías, hayan recogido el sentimiento de todos los cuerpos intermedios de la sociedad y desarrollaran una agenda nacional que involucre a todos los sectores.
De modo tal que el llamado realizado para que el país asuma con responsabilidad la problemática concerniente a la invasión pacifica de haitianos en nuestro territorio, el caos, el desorden y las burlas con que actúan, la dejadez con que nuestras autoridades tratan el tema, nos hace sentir en un estado de indefensión, que llama poderosamente la atención, el contubernio de ONGg’s subvencionadas por el Estado e intereses foráneos nos colocan en una difícil situación, al extremo que si hablamos del tema somos acusados dehaitianofóbicos.
Mientras tanto, nuestros bosques se degradan, nuestras ciudades están llenas de pedigüeños infantiles; minusválidos, mujeres en estados de preñez de orígenes haitianos, estableciendo nichos y cordones de pobrezas que alteran el orden económico de nuestra maltrecha economía.
La insistencia, el llamado fervoroso que hacen los reformistas a la nación, debe ser atendidos por todos, sin distracciones, sin pausas, con responsabilidad, por la presente y futuras generaciones, debemos ayudar al hermano pueblo haitiano y a sus connacionales, pero, pero en su territorio.
Debemos elevar nuestra voz de protesta a todos los organismos injerencistas en nuestras cuestiones domésticas, pero la solución de los problemas haitianos no debe caer en la exclusividad de una nación pobre como la nuestra, que no se niega a cooperar, pero queestá en condición de hacer prevalecer los acuerdos internacionales de los que somos signatarios.
Esta problemática, no toca solo el tema de la falta de documentación jurídica legal de nuestros invasores, sino que se refleja en la pérdida de empleos de nuestros obreros, al extremo de haber perdido casi por completo a nuestros pregones, dulceros ambulantes, paleteros, etc., y además importan enfermedades de todas índoles, y como no existen registros, no puede enfrentarse correctamente las epidemias que nos endosan.
A esto hay que buscarle una solución, felicitamos a Quique Antún, por la impronta del PRSC en asumir el reto de darle continuidad a los planteamientos de Duarte y Balaguer.