Por Sergio Acevedo.
Uno de los aspectos más innovadores de la estrategia de campaña que viene desarrollando el candidato reformista, ingeniero Quique Antùn, está focalizado en la apertura y la participación,
Uno de los aspectos más innovadores de la estrategia de campaña que viene desarrollando el candidato reformista, ingeniero Quique Antùn, está focalizado en la apertura y la participación, no sólo en cuando a los diversos sectores que operan a lo interno del PRSC, sino también en favor de grupos externos importantes en la fijación de políticas de cortes sociales, como es el caso de la llamada sociedad civil.
Se trata de grupos naturales que operan en la sociedad, los cuales se manejan de manera autónoma con relación al Estado, pero que su función fundamental está ligada a satisfacer necesidades puntuales en aspectos en los cuales no interviene la mano oficial o donde su aportación es insuficiente.
La sociedad civil vincula estrechamente a la persona en asuntos que resultan de un interés común. Adela Cortina, la gran filósofa española, la define como “la dimensión de la sociedad no sometida directamente a la coacción estatal, así como de ser un ámbito de interés común libremente elegido por los ciudadanos”.
La idea de libertad y de ética son valores que están latentes en el ejercicio de la sociedad civil, y esos atributos le proporcionan el fundamento para el trabajo que realiza desde los diferentes ámbitos en los cuales se desenvuelve.
Su acción se disemina en todo el torrente del tejido social, opera de manera trascendente en el orden del desarrollo de la democracia y en el fortalecimiento de las instituciones generadas por el sistema, lo mismo que realizan ingentes aportes para mejorar el régimen de la salud, y la educación, entre otros, igualmente vitales para el beneficio de los grupos sociales y de la sociedad, en sentido general.
Al llevar a representantes de la sociedad civil en la boleta del PRSC para optar a cargos electivos que por sí misma no podrían obtener esas organizaciones, Quique Antùn está haciendo un ejercicio de democracia participativa digno de los más encendidos encomios, al tiempo que establece un precedente glorioso que habrá de enaltecer a todos los reformistas, ya que con la acción se abre una vía expedita para que el sector pueda hacer sus aportes más directos, en virtud de que se ha demostrado que los problemas se resuelven verdaderamente en el ámbito político.
Quique Antùn reconoce con su decisión la importancia de la sociedad civil, su capacidad para solucionar problemas inmediatos, sus aportes a la democracia, pero a la vez, el líder reformista ofrece una muestra de desprendimiento inusual en el país, ya que la clase política siempre ha estado motivada por el interés sectario, la intolerancia y el fanatismo, lo que le ha hecho perder la perspectiva de que el país no es sólo de los políticos y de los partidos.
Hay una muestra de desprendimiento, pero también de patriotismo, de una exaltación que se corresponde con la generosidad de Balaguer, quien en su momento abrió las puertas del PRSC a grupos y personas independientes, incluso, algunos eran críticos severos de la política de nuestro líder histórico, para que desempeñaran posiciones importantes, no solo en la administración pública, sino también en el Congreso.
Recuerdo el nombre del eminente ciudadano Don José Andrés Aybar Castellanos, quien de crítico acérrimo de Balaguer, terminó siendo un gran amigo, una persona apreciada y distinguida por sus grandes dones humanos y su prosapia cívica.
En resumen, Quique Antùn ha tenido un gesto de nobleza que nos engrandece a todos los reformistas, porque con la decisión interpreta a fidelidad a Balaguer, al tiempo que da constancia de su inquebrantable decisión de luchar por el retorno del PRSC al poder, de manera que nuestro partido pueda cumplir con su compromiso de promover el cambio social sin injusticia, ni privilegios, en paz y libertad.