Por Sergio Acevedo.

La decisión adoptada por la Junta Central Electoral (JCE), en el sentido de colocar a nuestro Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), en el número 3 de las casillas que integran la boleta electoral, es justa y reposa sobre la base legal que le otorga la Ley Electoral al organismo regulador de las elecciones.

Las objeciones presentadas por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), no reposan sobre ningún fundamento que hubiera de permitir que la JCE adoptara una decisión diferente, a no ser la de un posicionamiento abultado que eventualmente le permitiera aumentar sus demandas de canonjías y prebendas al presente gobierno.

Por Sergio Acevedo.

La decisión adoptada por la Junta Central Electoral (JCE), en el sentido de colocar a nuestro Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), en el número 3 de las casillas que integran la boleta electoral, es justa y reposa sobre la base legal que le otorga la Ley Electoral al organismo regulador de las elecciones.

Las objeciones presentadas por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), no reposan sobre ningún fundamento que hubiera de permitir que la JCE adoptara una decisión diferente, a no ser la de un posicionamiento abultado que eventualmente le permitiera aumentar sus demandas de canonjías y prebendas al presente gobierno.

No es un secreto para nadie que ese otrora gran partido, ícono incuestionable de la lucha por la libertad y la democracia, haya devenido en una entidad sin norte político, cuya vigencia está decididamente vinculada a los negocios  y a las acciones de ofertas y demandas.

Lo que la Junta Central Electoral hizo fue reconocer y otorgar el lugar que le corresponde al PRSC, de acuerdo a la cantidad de votos logrados por el partido resultante de la suma de los tres niveles de participación, porque en verdad que no se trató de una sola elección, sino de tres elecciones celebradas en una única jornada.

El criterio establecido por el órgano electoral no podría ser otro que no sea el resultado de la suma de la totalidad de los votos válidos emitidos a favor de cada partido de forma individual, en los tres niveles: presidencial, congresual y municipal para determinar el lugar que le corresponde a cada cual y. precisamente, en ese conteo se demostró que el PRSC sacó una cantidad superior –por mucho- a los votos obtenidos por el PRD.

Ese es el método que se usa en toda parte del mundo, ese método es el justo, el que realmente representa la voluntad del electorado. Cualquier oposición que se haga a esa decisión, es pura pamplinas,  alharacas, simple retórica  de un PRD enclenque, disminuido hasta el punto que según las murmuraciones del ambiente, fue necesario inyectarle oxígeno para que pudiera alcanzar la casilla 4, porque su desempeño fue para estar en la 24.

Nuestro partido obtuvo un porcentaje de votos que supera cómodamente a los que alcanzó el PRD en los pasados comicios, excepto en el nivel presidencial en el cual nos supera por la mínima, a pesar de las múltiples maniobras que hizo la antigua JCE para beneficiar al partido de gobierno y a los que hicieron causa común con dicho partido en el proceso electoral.

De acuerdo a la resolución del pleno de la Junta Central Electoral, el PRSC obtuvo en los cuatro niveles de elección un millón 206 mil 179 votos para un 8.94%, mientras el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) logró 969 mil 149 sufragios para un 7.17 por ciento, quedando desplazado al cuarto lugar de los partidos mayoritarios.

Esos resultados revelan que nuestro partido superó al PRD en casi 250 mil votos, a pesar de las múltiples “irregularidades” producidas para afectar a la oposición y beneficiar a la propuesta del gobierno y sus aliados. La JCE lo que hizo fue un acto de justicia que nos satisface a todos los reformistas, de manera muy especial a sus dirigentes encabezados por el líder Quique Antún.

Esta decisión objetivamente constituye un gran estímulo para acrecentar el trabajo político en la gran tarea de construir el partido que todos aspiramos. Un partido vigoroso, democrático, disciplinado, participativo. En esa tarea estamos todos trabajando con entusiasmo y ardor, porque sólo con un partido fuerte podemos los reformistas ser auténticamente independientes y estaremos en condiciones de escribir la historia con letras de oro.

Nuestro país está lleno de problemas en el orden económico y en el orden social. En la actualidad vagamos por un mar de incertidumbre, estamos en la portada de una crisis política cuyas consecuencias son imprevisibles, la República ha sido sacudida por el escándalo de corrupción más grande que se ha registrado no solamente en nuestro país, sino también en nuestra América y posiblemente en el mundo entero.

Como no sabemos que puede suceder a consecuencia del manejo de la crisis, es evidente que debemos de estar viable para jugar nuestro rol como partido de oposición que aspira a llegar al poder mediante el cumplimiento de las reglas de la democracia. En ese predicamento debemos de estar unidos los reformistas, defendiendo con valor y gallardía los supremos intereses de la República.