Entre los debates, enjundiosos análisis, comentarios y aprestos para conocer y posiblemente aprobar una Ley de partidos políticos que haga el intento de regular u ordenar el desordenado sistema que agrupa a todas las organizaciones políticas registradas y no normalizadas en la República,
Por Dionisio Santana.
Entre los debates, enjundiosos análisis, comentarios y aprestos para conocer y posiblemente aprobar una Ley de partidos políticos que haga el intento de regular u ordenar el desordenado sistema que agrupa a todas las organizaciones políticas registradas y no normalizadas en la República Dominicana y al mirar algunas jugadas, amarres y negociaciones que se han producido en los últimos días donde partiditos moribundos y otros grupos con nombre de partido que han sido formados con la misma velocidad con la que el burro lleva la carreta, me surgen algunas interrogantes que ojala los lectores puedan satisfacer mis inquietudes.
Por ejemplo:
Podrá una Ley de partidos políticos detener o al menos controlar la masiva utilización de fondos públicos a favor de uno u otro candidato a la presidencia de la República, Senador, Diputado, Alcalde o a cualquier funcionario, individuo o empresa que pudiera canalizar recursos del erario para inclinar la balanza hacia su preferido en detrimento de los demás?
Qué institución o persona física podrá hacer cumplir una Ley de partidos políticos que identifique los fondos que donan (Invierten), los narcotraficantes, mafiosos, lavadores de dinero sucio y con machas roja de la sangre de inocentes seres humanos, del dinero que muchos empresarios aportan a los de mayores posibilidades de alcanzar el poder o posiciones de importancia y así mismo, cuál será la entidad del aparato judicial que castigara a los ocurrentes en esta consuetudinaria práctica?
Qué Ley de partidos pondrá coto a las negociaciones vulgares, compras públicas y confesas de partidos minoritarios con la única finalidad de sacar pingues beneficios vendiendo una inexistente “Estructura”, que todos sabemos que ni su dueño cree en ella y que es capaz de decirle al pueblo dominicano que con la entrada de un disidente y un imaginario, iluso e increíble aporte de éste de 75 a 100 mil votos, con ellos abra que negociar!!! Quién podrá, dígame alguien?
Será con esa normativa legal que podremos enfrentar, parar y castigar a los funcionarios públicos, llámese Presidente(a) de la República, Vicepresidente (a) Ministros, Directores Generales o personero de alto rango que hacen fiesta con los recursos del pueblo y asumen costosísimas campañas de compañeros de partido, cercanos colaboradores o miembros de su tendencia política y en algunos casos hasta de compañeritos de la base que aspiran a ocupar un puesto en el Congreso nacional o en los ayuntamientos del país?
Podríamos encontrar en esa Ley de partidos, algún articulado que erradique definitivamente la ignominiosa, perversa y antidemocrática práctica asumida por todos los partidos políticos de compra de conciencia mediante el pago de míseros pesitos por la retención de la cedula de identidad electoral hasta ahora único documento válido para ejercer su derecho de elegir y ser elegido?
Podríamos los dominicanos y dominicanas, tener la certeza o un poco de fe en que esa Ley imponga equidad entre los partidos políticos del sistema, garantice la participación y escogencia libérrima de los aspirantes a puestos electivos y organismos de dirección de esas mismas agrupaciones?
Acabaría de una vez y por toda esa legislación con el transfuguismo, la infidelidad partidaria, la indisciplina, los paracaidistas o mejor dicho dirigentes que de tanto saltar le cabe a la perfección el mote de “macos”.?
Si ese zarandeado anteproyecto de Ley, el cual tiene más de 12 años engavetado en el Congreso de la República finalmente es aprobado y da positivamente respuestas a mis ingenuas interrogantes, entonces este humilde servidor empezará a confiar en la institucionalidad y en los hombres y mujeres que se casen con la gloria y hayan sido lo suficientemente valientes aplicando y haciendo cumplir la Ley de Partidos.