La independencia estructural del Partido Reformista Social Cristiano es una condición imprescindible para que la organización pueda lograr sus objetivos, así como cumplir con su elevada misión de agente propulsor de verdaderos cambios sociales.
Por Sergio Acevedo.
La independencia estructural del Partido Reformista Social Cristiano es una condición imprescindible para que la organización pueda lograr sus objetivos, así como cumplir con su elevada misión de agente propulsor de verdaderos cambios sociales. Es precisamente su autonomía la posición exacta que habrá de proporcionarle el poder necesario para emprender su acción regulatoria en el marco social.
Eso lo visualizó desde los inicios de su gestión su principal estratega y líder, el ingeniero Quique Antùn, el más aventajado discípulo de Balaguer, quien trabaja afanosamente en la recomposición del PRSC para hacerlo un instrumento poderoso, digno y con capacidad para darle continuidad a la obra del líder histórico.
Y, es precisamente, inspirado en esa visión, que el PRSC está trillando su propio camino como entidad genuinamente soberana y, para que ya nadie tenga duda de ese propósito, Quique Antùn ha anunciado que iniciará en el próximo mes de febrero la tarea de escoger los candidatos que habrán de optar a los diferentes cargos electivos, en representación de nuestro partido, para lo cual reina un gran entusiasmo, especialmente entre los jóvenes y las mujeres reformistas, esta vez con la modalidad de que nuestro partido llevará a numerosos representantes de la sociedad civil a los cuales se les brindará la oportunidad de alcanzar un cargo electivo, con lo que el PRSC demuestra su patriotismo y su apertura democrática.
Quique ha visualizado con toda claridad el gran problema que afecta a los dominicanos que no es otro que el del crecimiento desigual. Nuestro país crece a niveles que superan el promedio de América Latina, sin embargo, ese crecimiento no se traduce en bienestar para la mayoría de los ciudadanos debido a que son las élites sociales las que se benefician de la riqueza que generamos todos con nuestro trabajo.
Y lo malo del caso es que no se vislumbran indicios que nos sugieran un cambio en esa realidad lacerante debido a que la estructura social del país está concebida para beneficiar a las minorías cada vez más ricas, mientras la pobreza extrema se incrementa de manera proporcional a las bonanzas de las élites entronizadas en el poder político, económico y social.
Las instituciones públicas, los partidos políticos, los sindicatos, las entidades profesionales, las universidades, los centros de salud, etc, están diseñados para servir a minorías, lo que crea un marco desigual en las oportunidades, erigiendo a su vez un elemento preocupante de exclusión y aumento de la pobreza.
Mientras los grandes núcleos humanos sufren las consecuencias negativas de la extrema pobreza, existen pequeños grupos humanos que lo tienen todo y, obviamente, que ese modelo requiere un cambio urgente debido a que se ha convertido en un caldo de cultivo en contra de la democracia. Todo el ordenamiento social se impacta de manera negativa y esa circunstancia genera un desequilibrio que por lo regular se traduce en violencia en los hogares, en las escuelas, en los barrios y demás núcleos sociales.
Ante el fracaso de los sucesivos gobiernos en buscarle solución a este drama que desgarra la vida nacional, Quique Antùn está haciendo un nuevo PRSC y lo está dotando de las herramientas necesarias para su retorno al poder, única instancia que proporciona la autoridad legítima para modificar y cambiar las estructuras existentes y promover un ambiente de justicia social que beneficie a la mayoría de los ciudadanos víctima de la pobreza. Nuestro país es rico en recursos para que todos los dominicanos podamos comer, educarnos, disfrutar de buena salud, sólo que no ha sido administrado adecuadamente, como sólo saben administrar los reformistas.
Esa es la gran misión y el gran reto que tenemos por delante. Quique está trabajando para ofertarle al país un programa distinto, una plataforma desde la cual podamos trabajar unidos por la conquista del bien común. El líder nos ha convocado al trabajo y a la unidad, convencido de que sólo recorriendo esos caminos podemos alcanzar las metas para beneficio de nuestro país, el cual está reclamando el retorno del modelo reformista, ahora actualizado, pero manteniendo incólume su dinámica constructiva para la creación de empleos, para la construcción de escuelas y hospitales, para multiplicar la producción de bienes para que la comida llegue barato a los dominicanos, para convertir el gasto público en una fuente de desarrollo y bienestar que erradique la pobreza de nuestro territorio.