Por Sergio Acevedo.

La oposición que viene haciendo el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y su líder, el ingeniero Federico Antùn Batlle, constituye un significativo aporte al progreso democrático y al mantenimiento del estado de derecho, fundamento esencial que sirve de soporte al sistema y proporcionan vigor a sus instituciones, especialmente, a los partidos políticos, órgano fundamental mediante el cual se manifiesta el disenso y se sostiene la representación.

Por Sergio Acevedo.

La oposición que viene haciendo el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y su líder, el ingeniero Federico Antùn Batlle, constituye un significativo aporte al progreso democrático y al mantenimiento del estado de derecho, fundamento esencial que sirve de soporte al sistema y proporcionan vigor a sus instituciones, especialmente, a los partidos políticos, órgano fundamental mediante el cual se manifiesta el disenso y se sostiene la representación.

La oposición es un rasgo característico en toda democracia moderna y operante, pero la misma debe ejercerse con responsabilidad y patriotismo, nunca obstruyendo las iniciativas del gobierno cuando las mismas beneficien el interés nacional, ni tampoco elevando críticas tremendistas que impidan la articulación de una política que tienda a potencializar la riqueza del país.

Quique Antùn no es un opositor sistemático, inflexible, ni politiquero intransigente. Fiel a las enseñanzas del líder histórico, doctor Joaquín Balaguer, el ingeniero Antùn señala los males que afectan a la sociedad con energía, pero también aporta soluciones a esos males y está abierto a la colaboración en función de mantener el bien común.

El líder del PRSC ha denunciado de manera vigorosa la situación de pobreza en la que viven cientos de miles de dominicanos, sin acceso a la educación, a la salud, al empleo, a la vivienda. Ha levantado su voz y la del partido para oponerse a la  tiranía que quiere imponer el partido oficial con el proyecto de Ley de Partidos que presentó al Congreso, en cambio, ha propuesto la aprobación de un Código Electoral en donde estén concentradas todas las leyes que rigen la materia.

Quique Antùn ha apostrofado la exclusión social, ha demandado el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos, ha levantado la bandera de la participación de los jóvenes y las mujeres en el diseño de la política reformista y ha abierto las puertas del partido a la sociedad civil para que pueda optar a las posiciones electivas en el 2016, para servirle a la República.

 Ningún partido, ni dirigente político alguno, han manifestado tanta generosidad y apertura democrática como el PRSC bajo la tutela de Quique. Es el único líder político dominicano que ha reivindicado el principio cristiano de la unidad dentro la diversidad, su munificencia es singularmente apoteósica.

La oposición de Quique es, efectivamente, propositiva aunque irreductible en la defensa de los intereses del país. Su perfil es el de trabajar por el país, por su gente, especialmente, por los más débiles. Está en presencia y al encuentro de diversos programas y proyectos políticos que constituyen espacios naturales para la divergencia, pero también para el consenso, sin lugar a duda.

Quique está haciendo un partido nuevo para el país, sus esfuerzos los dedica a esa tarea que habrá de catapultarlo como el verdadero continuador de la ingente obra de Balaguer. Esa tarea dará un notable impulso y transparencia a nuestra democracia la cual, para nadie es un secreto, que no fluye con autenticidad, sino que más bien está secuestrada por mentalidades autoritarias. También los reformistas saldremos beneficiados, porque podremos contar con un partido listo para la competencia. Tenemos que tener siempre presente que el partido es más importante que un cargo, porque por medio a ese instrumento de la democracia podemos servir al país y canalizar nuestras aspiraciones legítimas.

Estamos construyendo un nuevo partido para darle legitimidad a la democracia, para la representación, para el cambio social pacífico y duradero. Aprovechemos a Quique, cerremos las puertas al holocausto.