Por Sergio Acevedo.

La pasión y el empeño que pone Quique Antùn en su desenvolvimiento social y político, son prendas que lo han convertido en un hombre exitoso en el diario vivir, y le han proporcionado las herramientas necesarias para establecer el perfil político que hoy ostenta, el cual se caracteriza por un liderazgo que avanza con el tiempo, sin alterar su ciclo de maduración necesario para mantenerse y trascender en la vida.

Por Sergio Acevedo.

La pasión y el empeño que pone Quique Antùn en su desenvolvimiento social y político, son prendas que lo han convertido en un hombre exitoso en el diario vivir, y le han proporcionado las herramientas necesarias para establecer el perfil político que hoy ostenta, el cual se caracteriza por un liderazgo que avanza con el tiempo, sin alterar su ciclo de maduración necesario para mantenerse y trascender en la vida.

A diferencia de otros líderes cuya preponderancia obedece con exclusividad a las posiciones públicas desempeñadas y a los favores recibidos, Quique comenzó desde los primeros peldaños de la militancia política, esto es, desde la estructura juvenil que es el mecanismo institucional mediante el cual se van formando y fraguando los dirigentes que posteriormente habrán de llenar los espacios adultos.

Quique Antùn, sin lugar a dudas, es el único dirigente reformista que ha ido marcando poco a poco su ascenso en base a su dinámica como trabajador de la política, y en virtud de sus cualidades personales que son únicas dentro del litoral reformista.

Se trata de un líder del presente que se proyecta aceleradamente hacia el porvenir, su aura estará presente en el devenir histórico, por tratarse de un líder consustanciado con una realidad vivida desde los mismos inicios de su actividad política a la cual se propuso cambiar y que todavía está latente en el escenario del país.

Los problemas del hambre y la miseria no han cambiado y, por el contrario, se han agudizado, con el agravante de que en el presente el país está más desprotegido y sobre él penden amenazas que ponen en peligro hasta nuestra propia existencia como nación libre e independiente.

Siendo un apasionado de la política, Quique es también un hombre humilde y poseedor de una visión inmensamente progresista del país y del partido, siendo este el catalizador fundamental de las demandas de una población empobrecida y en la cual se notan con mayor amplitud los desajustes que producen los privilegios y la indiferencia de los que mandan.

Quique Antùn está presente, trabajando y luchando sin descanso por la consolidación del PRSC, por su independencia, por su democratización y disciplina, porque estamos frente a una coyuntura histórica que demanda la presencia activa de un liderazgo experto, humanista, promotor de cambios estructurales que permitan ponerle fin a las exclusiones e injusticias sociales.

Quique se ha preparado para gobernar, su liderazgo se proyecta cada vez más ante el vacío de líderes, con visión de hombres de Estado, que tiene la República, y frente a las claudicaciones de otros que se fueron por el camino fácil de las canonjías y el boato, olvidándose de que el principal deber de un político es el de promover cambios que beneficien a la sociedad y, de manera especial, a sus integrantes menos favorecidos.

Tendremos a Quique por muchos años, con la gracia de Dios, tutelando y moderando los procesos que se avecinan, porque tenemos que tener bien presente que el país no se acaba en el 2016 que, por el contrario, dicho proceso abre una ventana de participación por la cual el PRSC debe entrar a competir y para posicionarse lo mejor que pueda en nuestro camino hacia el poder.

Quique Antùn nació con su vocación política, pero su liderazgo lo fue construyendo palmo a palmo, venciendo dificultades y múltiples obstáculos puestos en su camino, explotando sus potencialidades, afrontando retos mediante la constancia y la perseverancia, se ha impuesto porque ha sido el que ha demostrado mayor actitud y aptitud para continuar la obra de Balaguer.