Por Sergio Acevedo.

El Partido Reformista Social Cristiano, ha declarado esta Semana Santa como el momento más  propicio para que los dominicanos nos aboguemos a reflexionar serenamente sobre  los misterios de la pasión, muerte y resurrección del hijo de Dios, 

Por Sergio Acevedo.

El Partido Reformista Social Cristiano, ha declarado esta Semana Santa como el momento más  propicio para que los dominicanos nos aboguemos a reflexionar serenamente sobre  los misterios de la pasión, muerte y resurrección del hijo de Dios, elevando jornadas de oraciones en demanda de que el Padre Celestial nos ilumine para que podamos afrontar los graves problemas que nos agobian como nación, y que parecen como que nos encaminamos a una situación de disolución de nuestras esencias  nacionales.

El líder de nuestra organización, Quique Antùn, interpretando el sentir de este pueblo, fundado bajo la égida del más rancio cristianismo, así como sustentando los postulados doctrinarios del PRSC, ha declarado una tregua en todas las actividades políticas durante la presente semana, como una forma de ser fiel al sentido de la conmemoración, y para que los reformistas se integren a las jornadas de invocación y reflexión por el país, el cual está sufriendo como nunca los flagelos de la miseria las injusticias, el impunidad, la inseguridad, la corrupción, la iniquidad, la falta de empleos en los jóvenes, el descalabro de nuestras instituciones y las justicias.

En esta Fiesta Pascual debemos tener un encuentro con Dios, acercándonos cada más a nuestros prójimos, venciendo cada día mas la inercia y la indiferencia que nos impiden actuar para salvar nuestro país de las tantas amenazas y de tantos peligros que nos asechan y que nos acogotan de manera miserable.

Vivimos en un país en el cual impera la exclusión social, cientos de miles de dominicanos están sustraídos del disfrute y del acceso a bienes primarios como son los alimentos, la educación, la salud, el empleo, etc. Mientras existe una minoría de privilegiados que han hecho grandes fortunas mediante la comisión de bochornosos actos de corrupción en complicidad con el poder político, mientras otros han  visto florecer sus empresas a niveles desmesurados, explotando el potencial y las riquezas del país bajo condiciones de privilegios irritantes que no sólo violan reglas elementales de ética en los negocios, sino que constituyen fraudes irritantes que debemos combatir en procura del advenimiento de un verdadero clima de paz sustentado en una auténtica justicia social.

No es justo, ni ético, ni constituye un acicate para la paz que una parte del poder político, en combinación con una minoría corrupta del empresariado, se hayan asociado para desfalcar la República en un estado de latrocinio sin precedente, el cual ha permitido la entrega de nuestros recursos naturaleza, las riquezas de nuestras empresas, la firma de contratos altamente lesivos al interés nacional, así como el secuestro de instituciones vitales para nuestra vida democrática, como es el caso de la justicia y el Congreso, organismos que la corrupción los ha llevado a servir a intereses espurios enquistados, no tan solo en el partido oficial sino, fundamentalmente, en una cúpula aviesa que utiliza esos poderes públicos para agenciarse impunidad de sus desmanes contra el país.

El PRSC está en reflexión, porque la pasión, muerte y resurrección de Cristo, nos convoca una vez más a luchar por cambiar este panorama triste que nos agobia y nos llena de congojas, por todos los males presentes en nuestro país, para colmo de los cuales, tenemos la amenaza de  una invasión extranjera que nos sumerge cada día más en la miseria y que atenta contra nuestra soberanía y nuestra propia identidad como nación libre e independiente.

Estamos en reflexión, pero con ello no es suficiente, debemos motorizar nuestras fuerzas, elevar nuestras demandas de cambios para vencer la inercia de los que están obligados por mandato de la ley a defendernos y a preservar nuestros valores como nación.

No podemos callarnos, debemos denunciar las afrentas, las violaciones a nuestros derechos, el estado de inseguridad que nos abate, la falta de austeridad y de justicia en la distribución de los recursos públicos, etc. Para lo cual tenemos que estar listos para iniciar un proceso de movilización ordenadas y pacíficas tendentes a sensibilizar a quienes están en la obligación  de preservarnos y protegernos.