Pese al creciente reclamo de los reformistas para que el candidato a la presidencia de la República en las elecciones a celebrarse en el 2016, sea escogido por medio del consenso, todavía existen pequeños reductos que se oponen a esa modalidad y, en cambios, demandan la celebración de elecciones primarias para seleccionar el candidato que habrá de representarnos en los indicados comicios.
Por Sergio Acevedo.
Pese al creciente reclamo de los reformistas para que el candidato a la presidencia de la República en las elecciones a celebrarse en el 2016, sea escogido por medio del consenso, todavía existen pequeños reductos que se oponen a esa modalidad y, en cambios, demandan la celebración de elecciones primarias para seleccionar el candidato que habrá de representarnos en los indicados comicios.
El argumento principal tiene que ver con el hecho cierto de que las primarias permiten una mayor participación de electores en la escogencia del candidato, pero los partidarios de esta modalidad de elecciones obvian los graves trastornos que generan las primarias en el grupo, así como los traumas que se producen, los cuales nunca llegan a subsanarse.
El consenso es un mecanismo de la democracia y está consagrado en nuestros estatutos como método de selección el cual, en nuestra propia experiencia, ha demostrado su eficacia y ha permitido tomar decisiones sabias y con una mayor predisposición de los sectores a adoptarlas y respaldarlas.
A nadie se le impone nada, los temas se discuten al más amplio nivel, todos los interesados son escuchados y los disensos, lejos de ser ignorados, como erróneamente se considera, son analizados convenientemente. Esa fue la experiencia que se vivió en todo el trayecto de las conversaciones con los jóvenes, y los resultados fueron espléndidos.
La táctica de Quique no procura obtener ventajas con la implementación del consenso, sino evitarle al partido situaciones difíciles que eventualmente puedan afectar su unidad y perjudicar las candidaturas de los reformistas en sentido general, ya que estas elecciones se celebrarán en los diferentes niveles en un mismo día.
Pese a los buenos resultados logrados mediante el consenso en los más recientes procesos de elecciones internas, y sin restarle méritos al método de las primarias, existe una corriente cada vez más fuerte de reformistas que prefieren el consenso porque de ese modo se garantiza la viabilidad de los resultados y, al mismo tiempo, se logra el cumplimiento de los acuerdos pactados en las negociaciones previas.
No hay dudas de que el método de primarias es muy democrático y participativo, pero es extremadamente traumático y las veces que el PRSC lo ha aplicado, el partido ha salido dividido, lo que no le ha permitido jugar un rol importante en los procesos electorales.
Eso sucedió en las primarias ganadas por el extinto dirigente Don Jacinto Peynado frente a Eduardo Estrella, así como en las que concurrió Estrella frente a Amable Aristy. Las adversidades generadas durante la celebración de primarias fueron tan grandes e irreconciliables, que el partido se dividió, hasta el punto de que Estrella no ha retornado jamás a la agrupación.
Esos traumas son lo que se quieren evitar mediante la aplicación del consenso, porque no se gana nada con salir victorioso en unas primarias, cuando no vamos a poder integrar a todo el partido a la lucha por la conquista del poder. Ese es el principal punto débil del método, pero que es fatal, porque ningún partido hace un buen papel si concurre dividido o si todas sus fuerzas no están integradas.
Parecería como que el sistema político dominicano no está preparado para la aplicación del método de las primarias, porque el fenómeno de la división, no solo ha sido visible desde la atalaya reformista, sino que también ha afectado de modo catastrófico a las demás agrupaciones, especialmente, al decano de los partidos nacionales, el PRD, el cual en la actualidad está sumergido en una crisis que no sólo le impidió ganar las elecciones, sino que lo ha dividido y lo aleja cada días más del poder.
El consenso es un mecanismo legítimo y está establecido en los estatutos del PRSC. No se trata de una imposición, sino de una negociación mediante la cual las fuerzas se ponen de acuerdo en la escogencia para presentar un producto que sea respaldado por todos.
Las actuales autoridades que dirigen al PRSC fueron seleccionadas mediante una decisión consensuada, por eso todos los sectores del partido están representados en sus organismos formales. En la selección de los directivos de la JRSC se reprodujo el mismo sistema y, por esa razón, todos los jóvenes están integrados y están participando unidos cumpliendo las grandes tareas que tiene por delante.
El acto de juramentación celebrado el domingo, fue una demostración de la unidad de los jóvenes y de su empeño en trabajar por el crecimiento y fortalecimiento de su partido. Ellos, juntos todos, ganarán todos. No solo están trillando un nuevo camino y abrazando una carrera política que los enalteces, sino que desde ya habrán de prepararse para asumir roles estelares en la representatividad política. Lo mismo sucederá con las mujeres.
El ingeniero Antún Batlle, presidente del PRSC, anunció en el discurso central del acto multitudinario, que va a proponer que a los jóvenes y a las mujeres se les otorgue el 50% de los cargos de elección popular, lo que constituye un reconocimiento de envergadura a esos dos grupos poblacionales y sin precedentes en la historia política de la República.
El anuncio significa que la presencia de jóvenes y mujeres en el Congreso y los ayuntamientos será enorme, como nunca antes se había visto, y eso va a marcar un cambio positivo en la visión que tienen los partidos con relación al futuro, porque la democracia será construida, día tras día, con la acción dinámica de estos dos puntales de la sociedad.