Por Sergio Acevedo

Es natural que desde las filas del partido surjan voces, por cierto muy pobre, de gente que estén pugnando por una alianza con el Partido de la Liberación Dominicana, para que ambas agrupaciones participen juntas en los comicios a celebrase en mayo del 2016.

Por Sergio Acevedo

Es natural que desde las filas del partido surjan voces, por cierto muy pobre, de gente que estén pugnando por una alianza con el Partido de la Liberación Dominicana, para que ambas agrupaciones participen juntas en los comicios a celebrase en mayo del 2016.

Pero no deja de ser sintomático que quienes están promoviendo dicha alianza extemporánea, no son precisamente los que se han sacrificado por el fortalecimiento del PRSC, sino los que han estado chupando la teta del Presupuesto Nacional desde hace más de 30 años sin importarles para nada el dolor, el hambre  y la angustia de los reformistas de abajo. Se trata de gente sin liderazgo, que no tienen fe en su partido, de burócratas insaciables.

Esa presión que ejercen en los medios para que el PRSC acuda a una alianza sin condiciones, que sin lugar a dudas va a sepultar de una vez y para siempre nuestro glorioso partido, lo que persigue es una renovación del contrato para continuar disfrutando de las mieles y canonjías del poder, sin importar que al resto de los reformistas se los lleve el diablo.

Nuestro partido no es contrario a las alianzas, pero las mismas deben suscribirse en condiciones que resulten beneficiosas para las organizaciones participantes y, de manera especial, para el país que es el destinatario de nuestra acción política.

No debemos escuchar esas voces agoreras cuya motivación única es el usufructo de las ventajas del poder, no el bienestar del país y mucho menos de los reformistas. Nuestro partido y nuestro líder Quique Antùn, están decididamente comprometidos en la construcción de un nuevo reformismo que sea una verdadera plataforma de cambios para resolver los problemas que nos afectan como nación.

Pero también, Quique Antùn está comprometido con esa juventud ilusionada y llena de esperanza, esa juventud que ha escuchado su llamado de motorizar la acción para el progreso, de esa juventud que en su momento será el relevo para que nuestro partido no desaparezca del escenario público y se convierta en una verdadera alternativa política de poder.

Lo que impone el momento histórico que vive la República, es que el PRSC se mantenga como una fuerza alternativa independiente, y en un proceso permanente de crecimiento para acceder al poder. No podemos detener ni por un minuto esa efervescencia que se agita a lo interno de nuestra agrupación, por la simple circunstancia de que un grupito de reformistas privilegiados quiera continuar chupando el néctar del poder a costa del sudor, las lágrimas y el sacrificio de un partido histórico como el nuestro.

La alianza no son malas en sí misma, todo dependerá de las circunstancias y el momento en que se haga. Una alianza en la que no esté contemplada la solución a los principales problemas que nos abaten como nación, no podrá ser buena, ni tampoco justa. Lo mismo va para el partido, no podemos acudir a un matadero, si por imperativo táctico tenemos que aliarnos a otra fuerza política, tenemos que hacerla con condiciones satisfactorias para todos, y dentro de un ambiente de dignidad y decoro.

A pesar de que el líder ha declarado que el partido no ha recibido ninguna propuesta de alianza hasta el momento, él no le cierra las puertas a esa posibilidad, y deja en claro que ese tema deberá ser tratado por el Directorio Presidencia, en caso de que se presente, pero siempre en atención a buscar soluciones viables a los problemas que agobian al pueblo.

Nuestro partido no debe precipitarse a ningún tipo de acuerdo, por eso debe seguir confiando en la inmensa capacidad táctica y estratégica de Quique. Nuestro líder es un gladiador experimentado que habrá de recomendar a los altos mandos del PRSC, lo mejor y más conveniente para la sobrevivencia del partido y su fortalecimiento en el ámbito nacional.

El reformismo es un árbol frondoso y, como tal, deberá de esparcir sus sombras hacia todos. No hagamos caso a los que nos han dado la espalda y se han aprovechado de nuestro trabajo, confiemos en Quique, él nos va a conducir por el camino del éxito como país, como partido y como entes políticos merecedores de las mejores atenciones.