SANTO DOMINGO. La humildad y sencillez le caracterizan. A sus 69 años de edad, 28 de ellos (seis períodos consecutivos), siendo diputado por Santiago por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), ha vivido muchas experiencias, dificultades, y satisfacciones personales. Para él, su dilatada carrera congresual no se destaca porque haya presentado un número elevado de iniciativas legislativas, sino porque ha hecho aportes en decenas de proyectos de leyes trascendentales.
SANTO DOMINGO. La humildad y sencillez le caracterizan. A sus 69 años de edad, 28 de ellos (seis períodos consecutivos), siendo diputado por Santiago por el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), ha vivido muchas experiencias, dificultades, y satisfacciones personales.
Para él, su dilatada carrera congresual no se destaca porque haya presentado un número elevado de iniciativas legislativas, sino porque ha hecho aportes en decenas de proyectos de leyes trascendentales.
Es Máximo Castro Silverio, nativo de Altamira, en Puerto Plata. El “maestro”, “profesor” o “decano” como le dicen, habló a DL de gran parte de su experiencia congresual.
P.- Cuéntenos un poco de su trayectoria desde cuando fue electo por primera vez diputado.
R.- Entré en el 1969 cuando tenía 24 años al Partido Reformista. Mi familia era toda reformista. Poco a poco me fui ganando ese espacio y desde el 1990 asumí cargos de dirección a nivel provincial. Fui regidor por Santiago por varios períodos y desde 1986 hasta la fecha he sido electo diputado.
P.- En estos tiempos de clientelismo, ¿qué ha sido lo que le ha mantenido con ese liderazgo en Santiago?
R.- El servicio a la gente, sobre todo mi comportamiento en la sociedad de Santiago. Mi humildad y que he trabajado siempre por los pobres, porque nací de ahí.
P.- ¿Qué le ha ayudado a mantener las preferencias electorales, pese a que el PRSC dejó de ser un partido mayoritario?
R.- El trabajo con la gente. Casi nadie hace lo que yo hago porque ahora el clientelismo es una situación que crea grandes dificultades. Antes era el servicio por la gente, ahora es el clientelismo, y el clientelismo es voraz, se come a la clase política. Yo me levanto en mi casa y hay hasta 120 personas esperándome. Hablo con ellos, les resuelvo algún problema que está a mi alcance. Como con ellos y la gente humilde, pobre, se siente atendida. Además, la lealtad al partido me ha favorecido, y mi condición de trabajador.
P.- ¿ Qué clases de ayudas usted les da. Le alcanza el dinero que recibe?
R.- No tengo nada económicamente. Vivo como pobre. Tengo muchos jóvenes que les doy becas de 600 y 800 pesos para estudiar. Tengo una costumbre del presidente (Joaquín) Balaguer de hacer repartos en diferentes fechas. Lo que me dan a mí aquí no es ni un cuarto de lo que yo doy. Para hacer las ayudas yo me programo, economizo y voy ahorrando el dinero.
La gente nos critican, a los legisladores, por las ayudas que damos, pero mire, uno ve a la gente con tanta necesidad y que hay casos que me sacan lágrimas! He tenido que meterme en líos y la familia mía me pelea. Pero yo me metí en esa tarea y no ando ostentando dinero. Los pueblos cobran cuando la gente ve mucha opulencia, mucho aparataje y prepotencia. El prepotente se hace líder un día, pero el humilde es líder toda la vida.
P.- ¿Recuerda algún momento difícil en el Congreso?
R.- Bueno, cuando el PLD y el partido reformista apoyaron a Héctor Rafael Peguero Méndez se armó una crisis, un lío en el hemiciclo. El PRD tenía un candidato, a Winston Arnaud, y Peguero Méndez era el presidente de la Cámara y quería seguir y consiguió el apoyo de Balaguer y del PLD. Nosotros los reformistas lo apoyamos. Entonces ganó Peguero y se armó un lío ahí después de la votación, tiraron copas y todo.
Otro lío fue cuando Lila (Alburquerque) y (Alfredo) Pacheco. Teníamos el apoyo del presidente de entonces Hipólito (Mejía) pero los perredeistas se sublevaron y pocos nos apoyaron. El PLD apoyó al PRD para que tu vea lo que son las contradicciones de la vida en la política.
P.- ¿Cree que los cambios en el Congreso para aumentar la matrícula fueron necesarios?.
R.- Quizás no pero ha habido que cumplir con la Constitución. Cuando éramos 120 era más fácil la participación. Menos gente. Llegamos a190. Quizás los diputados de ultramar no eran tan necesarios pero había un compromiso con la sociedad.
P.- ¿Se siente satisfecho de su labor legislativa?
R.- Si, claro porque he trabajado con los proyectos más importantes aunque no sean iniciativa mía. He trabajado en todos los Códigos y muchas leyes en las que he contribuido. He dirigido muchas comisiones. Ahora estoy en seis comisiones y voy a todas. Ese es el trabajo más importante. No se puede aprobar leyes sin estudiarlas.
P.- ¿En la política usted cree que se han perdido muchos valores?
R.- Si. Muchos. Lo que más me ha molestado en mi vida ha sido el transfuguismo. Gente que se van entonces después quieren venir e inclusive se quieren colocar por encima de ti y quieren que tu los apoye. No vienen con humildad. Vienen con prepotencia. Lo que yo más condeno en la clase política es el transfuguismo porque esa falta de lealtad le quita confianza y credibilidad al ciudadano.
Es condenable que usted se vaya para otro partido y se lleve el cargo. Ese cargo debe ser del partido. Eso es deshonesto. A nadie lo escogen en una esquina ni en un parque. Es un partido político que te sustenta.
Además condeno también el liderazgo político que se presta para eso. Eso es condenable y tratar de destruir un partido que tiene historia eso debe ser condenable para la sociedad.
P.- ¿Se refiere a su partido o al PRD?
R.- Sobre otro partido no me gusta hablar.
P.- ¿Quizás el descalabro del PRSC se debe a que no han jugado su papel de oposición porque se mantienen con cargos públicos?
R.- Nuestro partido tiene una debilidad que fue que nació en el poder y se acostumbró al poder y no sabe estar en la oposición y eso nos ha hecho un daño grandísimo.
P.- ¿Usted ha sufrido el deterioro de su partido?
R.- Claro, yo lo he sufrido y hasta lo he llorado. Ver como se desgranó nuestro partido, eso realmente me ha dado duro pero además de eso yo no soporto que tanta gente se dediquen a estar en un partido para “engordarse” y después entonces irse a apoyar a otro que se sabe que no lo hacen por ideales ni por principios sino por intereses.
P.- ¿Nos puede contar una anécdota como diputado?
R.- Hemos sido siempre objeto de ataques de los bloque mayoritarios y a veces de humillaciones. Una anécdota que uso para defenderme es que en el Cibao había un señor muy rico que tenía un hijo llamado Fernando. Un día el viejo llamó a su hijo y le dijo: “Fernando voy a poner todo lo que tengo a tu nombre y a mí tu lo que tienes que hacer es mantenerme y atenderme”. El le dijo: “Papá, eso no es necesario”. Y el padre le respondió: “Si, yo tengo mucha familia que pueden ahorita originarte un problema”. Bueno, el viejo le puso toda su fortuna a su hijo. Fernando cogió la fortuna y se dedicó a parrandear y a andar en tabernas. Abandonó a su padre, que tuvo que salir a las calles a pedir limosna. Pasaron los años y un día cuando la fortuna estaba terminándosele, estaba desesperado y a la entrada de una taberna donde iba a gastar lo que le quedaba había un mendigo que le pidió una limosna. Fernando le dijo: “echa pa’allá viejo fucú!., dio tres pasos y el viejo le vociferó: “Fernando, oh cual me vez viejo, barbudo y feo, me vi cual te vi y espero verte cual me veo”. Risas… (Fuente: Diario Libre).