El Bloque de Partidos de Oposición, solicitó ayer al presidente de la Junta Central Electoral, doctor Julio Castaños Espaillat, la destitución de varios funcionarios que ocupan funciones relevantes en el organismo, entre los cuales se encuentran el Director de Informática, el Secretario y el Director de Elecciones.

Igualmente, los partidos opositores, en documento entregado al doctor Castaños Espaillat, demandaron que sean cambiados, además, todos los secretarios de juntas electorales y que estos organismos sean reestructurados, como forma de garantizar comicios limpios y democráticos en el 2020.

El Bloque de Partidos de Oposición, solicitó ayer al presidente de la Junta Central Electoral, doctor Julio Castaños Espaillat, la destitución de varios funcionarios que ocupan funciones relevantes en el organismo, entre los cuales se encuentran el Director de Informática, el Secretario y el Director de Elecciones.

Igualmente, los partidos opositores, en documento entregado al doctor Castaños Espaillat, demandaron que sean cambiados, además, todos los secretarios de juntas electorales y que estos organismos sean reestructurados, como forma de garantizar comicios limpios y democráticos en el 2020.

El documento opositor señala que a la mayor brevedad posible y en el marco de la Ley Electoral 275-97 y sus modificaciones, debe ser ejecutado el calendario para el proceso de reestructuración de las juntas electorales de los municipios y del Distrito Nacional “a fin de sanearlas del partidismo político presente en la mayoría de ellas y puedan ser integradas por personas imparciales, apartidista e independientes”.

Solicitan además que se someta a concurso de oposición la designación de los responsables de las direcciones de Informática, Elecciones,  Partidos políticos y demás direcciones técnicas así como el secretario de la Junta Electoral.

Tomando en cuenta que la JCE tiene iniciativa legislativa en materia electoral, solicitan que el Pleno de ese organismo defina la metodología y el proceso para consensuar con la diversidad de actores políticos y sociales la necesaria reforma del actual régimen electoral, lo que incluye la actual Ley Electoral.

“Para nosotros resultaría inaceptable que pudiera repetirse la experiencia de las elecciones del pasado 15 de mayo, cuyo proceso colapsó  y generó graves consecuencias  para la democracia”, agregan.

El documento,  entregado al presidente de la JCE  Julio Cesar Castaños  Guzmán, está firmado por Andrés Bautista –PRM-:  Federico Antún –PRSC-; Guillermo Moreno-Al País-;  Elexido Paula –PHD-:  Eduardo Estrella –DXC-; Fidel Santana –Frente Amplio-;  Elias Wessin Chavez  -PQDC-;  Pelegrin Castillo –FNP-; Minou Tavárez  Mirabal –OD-; Rafael Gamundy Cordero- PRSD-, Soraya Aquino-PSC- y Max Puig-APD-.

Por su parte, el presidente de la Junta Central Electoral, doctor Castaños Espaillat, al recibir la propuesta presentada por los partidos de oposición,  dijo que el pleno de la JCE conocerá el próximo lunes las solicitudes presentadas por los partidos.

El pedido de los partidos opositores se fundamenta en el interés de que las elecciones que habrán de celebrarse en el 2020 estén revestidas de todas las garantías de limpieza y pulcritud, con miras a evitar que se repitan las irregularidades y las manipulaciones realizadas desde el seno de la JCE para favorecer al PLD, el partido de gobierno.

Los partidos de oposición entienden que estos funcionarios, a los cuales se solicita su sustitución jugaron roles estelares en las maniobras realizadas y que produjeron el colapso del sistema.

Desde ya, numerosos periodistas y medios adscriptos al gobierno están  criticando el pedido de la oposición y presentando las demandas como un mecanismo de presión a la Junta Central Electoral.

Esos comunicadores pagados por el gobierno están enviando mensajes confusos a la ciudadanía, al tiempo que ignoran que el protagonismo en los proceso no corresponde a la JCE sino a los partidos, y que estos están amparados por la ley para demandar la sustitución de los funcionarios que estime conveniente para garantizar unas elecciones limpias y sin traumas, convencidos de que esa es la mayor garantía que tiene la democracia para su funcionabilidad.