Así como el gobierno dispuso recientemente que miles de vehículos y ayudas multimillonarias en dólares fueran enviadas a la hermana República de Haití, para ayudar a los damnificados y reconstrucción de infraestructura en esa nación, luego del paso del huracán Matthew, entendemos que los dominicanos merecemos mayor atención y mayor solidaridad, por lo que exigimos que el gobierno se traslade en pleno a la región del Cibao para encarar con firmeza la tragedia que se vive allí en las provincias de Puerto Plata, Espaillat, Duarte, Santiago, Sánchez Ramírez, Samaná, María Trinidad Sánchez, Montecristi y algunas otras zonas de la línea noroeste. De igual manera que se declaren en Estado de Emergencia las demás provincias que no incluye el Decreto 340-16.
Según los reportes recibidos por el PRSC, lo que está ocurriendo en el Cibao es una tragedia que impactará con fuerza en todo el sistema productivo del país. En las provincias indicadas han colapsado decenas de puentes y carreteras, miles de viviendas y plantaciones agrícolas están inundadas, 85 comunidades incomunicadas, 15 provincias en alerta, así como varias personas fallecidas.
Así como el gobierno dispuso recientemente que miles de vehículos y ayudas multimillonarias en dólares fueran enviadas a la hermana República de Haití, para ayudar a los damnificados y reconstrucción de infraestructura en esa nación, luego del paso del huracán Matthew, entendemos que los dominicanos merecemos mayor atención y mayor solidaridad, por lo que exigimos que el gobierno se traslade en pleno a la región del Cibao para encarar con firmeza la tragedia que se vive allí en las provincias de Puerto Plata, Espaillat, Duarte, Santiago, Sánchez Ramírez, Samaná, María Trinidad Sánchez, Montecristi y algunas otras zonas de la línea noroeste. De igual manera que se declaren en Estado de Emergencia las demás provincias que no incluye el Decreto 340-16.
Según los reportes recibidos por el PRSC, lo que está ocurriendo en el Cibao es una tragedia que impactará con fuerza en todo el sistema productivo del país. En las provincias indicadas han colapsado decenas de puentes y carreteras, miles de viviendas y plantaciones agrícolas están inundadas, 85 comunidades incomunicadas, 15 provincias en alerta, así como varias personas fallecidas.
Además del serio impacto negativo medioambiental, en el sector educativo y en todas las actividades comerciales y productivas, las lluvias generada en los últimos días y que se ha anunciado continuarán, ameritan que el presidente de la Republica y todos los funcionarios se muden al Cibao para atender de manera directa las grandes demandas de servicios médicos, de infraestructura, de educación y otras áreas colaterales que son parte de la vida diaria de una nación. Queremos ver iguales filas de camiones y equipos pesados llendo al Cibao como fueron enviados a Haití.
Hemos visto que el gobierno solo ha enviado algunas unidades al Cibao y que el operativo montado ni se asemeja al que se hizo en solidaridad con Haití. No entendemos que se sea solidario con el país hermano y que con los dominicanos se actúe de manera diferente.
La tragedia que ocurre en gran parte del Cibao demanda la solidaridad y apoyo de todos los ciudadanos dominicanos. Debido a esta tragedia anunciamos la suspensión en el Cibao de las actividades partidarias de Reorganización para concentrarnos en ir en ayuda, en el marco de nuestras posibilidades, con las comunidades afectadas.
Anunciamos que el miércoles iremos con ayuda de alimentos, ropas y medicamentos. Para ello invitamos a todos los compatriotas y dominicanos que puedan donar esos productos a pasar por la Sede Central del PRSC, en el Distrito Nacional, así como por los locales de Santiago, Puerto Plata y San Francisco, donde tendremos habilitado equipos para recibir las ayudas.
El próximo miércoles una comisión del PRSC irá en auxilio de algunas de las comunidades. Además, el jueves, en coordinación con el Bloque de Diputados del PRSC, cincuenta médicos irán a realizar operativos médicos en algunas de las zonas más afectadas.
Finalmente, esta tragedia demuestra una vez más que el país carece de políticas firmes, duraderas y coherentes para mitigar desastres y prevenir que zonas históricamente inundables, sigan siendo repobladas después de cada tragedia. Ha llegado el tiempo de impedir que zonas identificadas como vulnerables, sean convertidas en áreas habitadas, ante la mirada indiferente de las autoridades.