El Presidente Medina se encuentra en punto cimero de difícil superación. La aceptación evidenciada en encuestas y el dominio conquistado en PLD, avalan esta afirmación. Pero su mayor ascendencia y poder tienen como contraparte mayor responsabilidad para llenar expectativas de conciudadanos que reconocen, según reciente GALLUP-HOY, que “las cosas van por mal camino” y perciben como “negativa” la economía; percepciones incidentes en nuestra gobernabilidad.
Simultáneamente, el Presidente del PRSC ha reiterado al mural de Diario-Libre su compromiso de “recuperar… espacio y…credibilidad” del PRSC, propiciando “soluciones…a los problemas que… afectan a nuestros conciudadanos”; indispensables para esa gobernanza.
Ante esta declaración, comprendiendo urgencias nacionales manifestadas por ciudadanos tan conscientes que conciben fuentes de trabajo como prioridad, reconociendo posicionamiento del Presidente Medina; corresponde al PRSC asumir una línea política pro-gobernanza, procurante de eficiencia social y económica de la gestión pública.
Para ello tiene mucho que aportar avalándose en sus principios, praxis y experiencia; reforzada con la comparación de realidades nacionales presentes con aquellas legadas por gobiernos reformistas, algunas evidenciadas en la encuesta.
Tal es el caso de la corrupción. Los gobiernos reformistas son percibidos como los menos corruptos, medidos por partidos y año: Cinco veces menos que los gobiernos PRDistas mientras los de Leonel Fernández fueron 9 veces mas corruptos.
Igual sucede en términos de Desarrollo Humano. Los gobiernos reformistas impregnaban, según informes del PNUD, un mejoramiento del 34% por encima del promedio latinoamericano desde 1990; pasando a ser inferior durante gobiernos posteriores.
La tasa de desocupación ampliada según http://www.bancocentral.gov.do/estadisticas.asp?a=Mercado_de_Trabajo, llegó a descender del 20.3 por ciento a 15.8% en los tres últimos años reformistas (1992-1995). Hoy, 18 años después, todavía mantiene ese nivel.
El PBI per cápita corriente en dólares, que venía creciendo durante las administraciones reformistas de los 90s por encima del 11%, se redujo durante administraciones posteriores (hasta 2012) a un 6.8%.
La balanza de pagos es hoy 22 veces más deficitaria que la dejada al salir el PRSC del poder. Se equilibra con inversiones y endeudamientos externos cuyas utilidades e intereses hoy consumen la totalidad de divisas generadas por nuestras exportaciones nacionales, excluyendo oro.
Durante las administraciones reformistas la fiscalidad arrojaba excedentes fiscales equivalentes al 40% de las recaudaciones, mientras hoy las recaudaciones se consumen en gastos corrientes incapacitando al gobierno efectuar inversiones con recursos propios, sin condicionamientos externos, para satisfacer expectativas ciudadanas y estimular economía.
La línea pro-gobernanza que corresponde al PRSC, acicateando al gobierno en base a referentes citados, de facturación reformista; constituye vía expedita para recuperación partidaria y coadyuvante de una gestión presidencial conminada, por su posición cimera, a satisfacer expectativas ciudadanas