La táctica política desplegada por Quique Antùn para el proceso electoral que se avecina procura, no solamente lograr el crecimiento de nuestro partido mediante el logro de un posicionamiento adecuado en el evento, sino también preservar la organización y situarla en un plano promisorio que la mantenga como una de las fuerzas políticas principales del país, con capacidad para determinar los resultados electorales y promover cambios estructurales importantes en la sociedad.
Por Sergio Acevedo.
La táctica política desplegada por Quique Antùn para el proceso electoral que se avecina procura, no solamente lograr el crecimiento de nuestro partido mediante el logro de un posicionamiento adecuado en el evento, sino también preservar la organización y situarla en un plano promisorio que la mantenga como una de las fuerzas políticas principales del país, con capacidad para determinar los resultados electorales y promover cambios estructurales importantes en la sociedad.
Desde luego, las aspiraciones de Quique trascienden el esquema que se ha forjado una minoría de reformistas, bastante pobre por cierto, que está presionando para que el PRSC suscriba un acuerdo electoral en condiciones vergonzosas, solo con el interés de mantenerse disfrutando de unos cargos públicos que en la generalidad de los casos han afectado sensiblemente a la organización y a esa militancia leal que ha resistido su hambre y pobreza, sin doblegarse y sin perder su dignidad balaguerista.
Quique Antùn es un reformista ortodoxo desde el punto de vista de su concepción, pero ha desarrollado una praxis tan rica y portentosa en el seno de la entidad, que hoy día está cualificado para dictar propedéutica en materia de reformismo porque se trata de un partido que sus ancestros ayudaron a formar y es la única organización política a la cual ha pertenecido y ha dedicado toda su energía desde su tierna juventud.
Quique está profundamente convencido de que ese partido es un patrimonio de la República y el hogar de cientos de miles de reformistas que han interactuado desde siempre, con el doctor Balaguer a la cabeza, para transformar el país, liberarlo de sus atrasos, y dotarlo del bienestar requerido para que sus habitantes vivan felices.
De ahí es su actitud valiente, viril, irreductible de encaminar posibles alianzas electorales con otras organizaciones silo en condiciones de justicia y dignidad, así como en el contexto de circunstancias que sean beneficiosas a los intereses de los reformistas y el país en sentido general.
No puede el PRSC suscribir un acuerdo solo para beneficio de unos cuantos burócratas que han utilizado al partido con el único propósito de satisfacer apetitos personales, que han estado disfrutando de posiciones de privilegios en el ordenamiento público, lo mismo que en la estructura partidaria, sin importarle un bledo que el partido se desgrane y sin sentir ningún remordimiento por la amargura y el dolor de los miles de dirigentes medio y de base del PRSC.
La táctica de Quique procura salvar al partido, por eso está moviendo todas sus energías para que el PRSC desempeñe un papel estelar en las elecciones en cualesquiera de los escenarios. Que sea una fuerza poderosa con capacidad para incidir e influenciar de una manera determinante los procesos sin importar las complejidades de la historia.
No nos vamos a humillar, ni a doblegar ante nadie. Nuestro partido tiene alternativas fecundas e independientes. Quique nos va a conducir a un estado de progreso que habrá de hacernos fuertes para lograr las metas que como organización nos proponemos.
Estamos trillando el camino, sabemos que nuestra trayectoria está atiborrada de obstáculos, pero habremos de vencer porque somos los depositarios de la razón.
Iremos a la mesa iluminado con el pensamiento de Balaguer y con el corazón puesto en la República, en la conveniencia de nuestro partido, porque el momento no es de un cargo más o un cargo menos, sino de un país al cual debemos liberar del ostracismo y la proscripción de sus derechos, de un país que se encuentra sometido al más letal estado de abandono social y económico, de un país que sus instituciones dejaron de representar el interés ciudadanos, de un país que necesita a los reformistas para que podamos doblegar la miseria, el hambre, la inseguridad, la marginalidad y todas las rémoras que nos impiden avanzar hacia un verdadero estado de bienestar.
Quique Antùn es el iluminado, el líder que nos está conduciendo por el camino que habrá de encontrarnos con la gloria. Por esos es que debemos brindarle nuestro apoyo caluroso y militante, para que haya partido, incontestablemente.