Por Sergio Acevedo.

La emergencia al escenario público, como figuras de principalías en la actividad política, de figuras de la dimensión de, Quique Antùn, Luis Abinader, Guillermo Moreno y el propio presidente, Danilo Medina, marca la nota de la trayectoria que habrá de seguir esa importante actividad, 

Por Sergio Acevedo.

La emergencia al escenario público, como figuras de principalías en la actividad política, de figuras de la dimensión de, Quique Antùn, Luis Abinader, Guillermo Moreno y el propio presidente, Danilo Medina, marca la nota de la trayectoria que habrá de seguir esa importante actividad, en materia de compromiso para adecentarla y para establecer parámetros que faciliten eventuales acuerdos que permitan enfrentar problemas tangibles que afectan al país desde décadas, y que en los últimos años se han agravado de manera trágica.

Lo primero es que estos líderes están comprometidos con el adecentamiento de la política, el combate a la corrupción,  la modernización y saneamiento de las instituciones públicas que son imprescindibles para el fomento de la democracia. Esas virtudes los cualifican adecuadamente y les confieren un marco de acción que habrá de permitirle incidir de manera positiva en los ajetreos públicos.

Estos cuatro actores son los que van a definir el porvenir de la República, cada cual desde su propia atalaya, pero con una coincidencia de reloj suizo en los aspectos fundamentales del devenir social y político de los dominicanos. El proceso nacional se ha encargado de definir los roles, y ha sido ese mismo proceso el que también está cotejando los liderazgo. Cada quien en su sitio, ejerciendo la política con fluidez, con una determinación de aportar a la solución de los problemas.

Con sólo resaltar el cambio que habrán de infundirle a la actividad es suficiente para abrirle la puerta a la esperanza, porque Quique Antùn. Luis Abinader, Guillermo Moreno y Danilo Medina, están plenamente convencidos de que a la política hay que cambiarle el rostro, hay que humanizarla, imprimirle su carácter de instancia necesaria para la conquista del bien común. En una palabra, la política, con estos actores, dejará de ser negocio y,  entonces, su ejercicio estará orientado a servirle al país y su gente.

Los cientistas sociales apuntan que cada proceso genera sus propios líderes, y no hay duda de que con estas cuatro figuras ha nacido en el país un nuevo liderazgo que está destinado a presidir el ambiente político durante varios lustros.

Estamos en presencia de un liderato de calidad, de compromiso, moderno en su accionar y sensible ante el drama humano de la pobreza. Se trata de hombres con arraigo, de profesionales exitosos que han asumido la política como un mecanismo de servicio, no la caricatura de política que han acabado dibujando algunos personajes de la vida pública, más preocupados por sus particulares intereses personales y partidistas, que por los intereses de la sociedad.

Nuestro partido, con Quique Antùn a la cabeza, tiene un presente y un futuro promisorios. Las encuestas están expresando el avance de la candidatura de Quique, pero también se consolida un liderato que no sólo aglutina a los reformistas, sino que trasciende la frontera del PRSC y define un liderato nacional cuyo fundamento está determinado en lo que el país piensa y demanda en esta etapa histórica.

Quique Antùn está proyectado, en el tiempo y el espacio, para suplir una parte importante del proceso de cambio que está demandando a gritos la sociedad. Porque nuestro líder forma parte de una generación de líderes emergentes que resumen en su praxis y en su ideología el ideal democrático de los dominicanos, su demanda de adecentamiento de la vida social y política, la consolidación de las instituciones jurídicas para que respondan al interés de los ciudadanos y sean factores determinantes en el desarrollo humano.