Por Sergio Acevedo.

Existe un sentimiento en el seno del Partido Reformista Social Cristiano que late cada vez con más fuerza, para que Quique Antùn sea el candidato a la Presidencia de la República, en representación de nuestro partido, en las elecciones programas para el 2016.

Por Sergio Acevedo.

Existe un sentimiento en el seno del Partido Reformista Social Cristiano que late cada vez con más fuerza, para que Quique Antùn sea el candidato a la Presidencia de la República, en representación de nuestro partido, en las elecciones programas para el 2016.

Aunque el presidente y líder de la organización no ha soltado prenda sobre el particular y cada vez que se le cuestiona al respecto señala que no es tiempo de candidatura porque el partido está inmenso en un proceso de reestructuración  cuyo propósito es fortalecerlo y situarlo en un nivel que le permita competir con amplias posibilidades de éxito.

La dirigencia del PRSC clama de una manera delirante en cada comunidad visitada por el líder reformista en sus frecuentes viajes al interior y hasta en la misma capital en tarea de coordinación de los ingentes trabajos que se llevan a cabo en el proceso de reestructuración, el cual procura hacer un partido nuevo y que responda a las exigencias de los tiempos y a las necesidades del país.

Antùn Batlle no ha querido hablar de candidaturas, porque como líder responsable, sabe que no puede desviar la atención del partido hacia otros propósitos -aunque legítimos- , pero que no son los prioritarios e importantes en esta etapa que vive el PRSC, cuyos esfuerzos deben de estar orientados exclusivamente a la tarea  organizativa convencido, como veterano de numerosas batallas electorales, que si no contamos con un partido fuerte, organizado, cohesionado en base a su línea política, su programa estratégico y la unión de sus directivos, las posibilidades de triunfo serían mínimas.

Pero el caso es que el trabajo de reorganización ya se completó y para el mes de enero, luego de las festividades navideñas, el partido escogerá a sus candidatos a las variadas posiciones electorales, en los diversos niveles, incluyendo el presidente y vicepresidente de la República.

Debemos proclamar el consenso a través de Quique, no aflora en el horizonte un reformista con un nivel de proyección tan óptimo y con una imagen y presencia tan importante que nos permita presentarle al electorado una candidatura tan completa y de tantos matices de perfeccionamiento como la de Quique Antùn.

Se trata de un reformista formado desde sus raíces en las filas de la entidad, con un arraigo impresionante en su condición de estratega y un decidido heredero y promotor del pensamiento de Balaguer y de los fundamentos de su doctrina, la cual se inspira en los postulados de la doctrina cristiana, pero que se nutre de las vivencias de una sociedad que demanda estadios de superación importantes para su gente, especialmente para los jóvenes y las mujeres.

Quique Antùn es de los pocos políticos en el país que cuando ensilla su caballo sabe para dónde va. No improvisa, no inventa fórmulas para los problemas que luego se convierten en expresiones de demagogia. Es un organizador natural, un reformador, un líder que se ha preparado para gobernar un país acorralado por los déficits, un país que necesita un gobernante que lo ayude a superar sus males, un país que demanda empleos, salud, educación, viviendas, carreteras, en fin, un país en donde toda su gente viva en condiciones de dignidad, donde no exista la pobreza.

Por eso es que necesitamos establecer el consenso, no podemos dejar fisuras que erosionen el poder de la única candidatura histórica, capaz y con arraigo. Dentro de las diversas opciones, la alternativa es Quique, por ella es que tenemos que decidirnos todos los reformistas que aspiramos a ganar posiciones de poder y llegar al Palacio Nacional mediante el voto mayoritario de los ciudadanos.

No aflora en el horizonte reformista ningún portento con la fuerza y autoridad Quique, él ha construido un nuevo partido, lo ha dotado de los mecanismos de dominio para una competencia airosa en un país, como el nuestro, en el cual los gobiernos que sucedieron a Balaguer han gastado infinidades de millones de pesos y lo han endeudado hasta el máximo sin haber resuelto uno sólo de los problemas que nos agobian desde hace más de 50 años.

Nuestra carta de triunfo es Quique, no podemos improvisar fórmulas todavía crudas aún, ni tampoco reiterarnos en el fracaso, porque los tiempos demandan políticos como Quique, con un gran dominio de la ciencia, de la tecnología, y que sea capaz de cautivar con su carisma a los sectores que componen la sociedad.

Quique Antùn, presidente, esa es la consigna que nos encamina hacia la victoria, para enfrentar el drama social del país, y resolverlo en beneficio de todos.