Por Sergio Acevedo.

El líder del Partido Reformista Social Cristiano, ingeniero Quique Antùn, está construyendo un PRSC que, aparte de convertirse en un interlocutor de las necesidades de la sociedad, sea a la vez un partido que trascienda a las debilidades humanas.

Por Sergio Acevedo.

El líder del Partido Reformista Social Cristiano, ingeniero Quique Antùn, está construyendo un PRSC que, aparte de convertirse en un interlocutor de las necesidades de la sociedad, sea a la vez un partido que trascienda a las debilidades humanas.

La doctrina plantea que la sociedad es más grande que el Estado, por lo que el motivo predominante en el pensamiento de Quique, no es el afán de conseguir prestigio y prebendas por medio de la política, sino el interés humano de acceder a la función pública para transformar esa misma sociedad en aras del bienestar y el progreso de la gente.

Si existe en el mundo una sociedad problematizada y estremecida por las injusticias, es la nuestra y uno de los motivos esenciales que facilitan el mantenimiento de ese estado de cosas, es la ausencia de un partido político representativo, de amplia base democrática y capaz de marcar la diferencia en la praxis política.

Porque en verdad que no es un secreto para nadie los grandes retos que se ciernen sobre el país, así como las garrafales amenazas que dificultan su encausamiento y paralizan nuestro progreso en la lucha contra la pobreza, que es, una vez llegado al poder,  la meta más importante que tiene el PRSC como partido político.

Quique Antùn está haciendo un partido para llegar al poder, un partido que sea un verdadero instrumento de cambios, que contribuya a desterrar los males que afligen a la República, que nos conduzca hacia el progreso y nos ofrezca garantía de una existencia vital en la lucha contra la iniquidad, la exclusión, la inseguridad, el deterioro de la vida ciudadana, las injusticias sociales, así como los escandalosos privilegios que la corrupción otorga y que constituyen verdadera rémoras para nuestro ascenso social.

El nuevo reformismo no está estructurado para buscar empleos a sus líderes de manera exclusiva, sino para cambiar la sociedad, para liberar al hombre dominicano, a la mujer y a los jóvenes y niños, de todo ese marasmo que nos mantiene en un estado de postergación y nos margina del disfrute de los bienes de la cultura, la salud, el empleo, la vivienda, la justicia, en términos generales.

El líder está construyendo un partido para la trascendencia, un partido de inspiración cristiana, pero abierto a toda manifestación de doctrina que modele una praxis orientada hacia el provenir de la gente, porque lo que importa es el fruto humano y el desarrollo de la sociedad, lo que convierte al partido en el interlocutor fundamental en una democracia.

El nuevo reformismo, bajo la égida de Quique, no caerá nunca en prácticas fundamentalistas, seguirá fiel a los postulados del pensamiento acendrado de Balaguer, pensamiento que es doctrina para los reformistas y que se sintetiza en la frase de “sin injusticias, ni privilegios”.

Nuestro partido se propone cambiar la sociedad, humanizarla para que todos podamos vivir en paz y disfrutar de los bienes que genera el trabajo en condiciones de justicia. Que todo el mundo tenga pan, trabajo, vivienda, seguridad y pueda ejercer su dignidad con garantía de decoro, por eso es que transitamos hacia un reformismo nuevo, modular y trascendente, bajo los auspicios del gran timonel Quique Antùn.