Por Denise Suazo

Resulta admirable, y constituye un digno ejemplo para las demás fuerzas políticas del país, el ambiente de paz, de compañerismo y de esperanza que se vive en el seno del Partido Reformista Social Cristiano, luego de la llegada a la Presidencia de nuestra agrupación del Ing. Quique Antún, quien está transformando al PRSC con su intervención política,

Por Denise Suazo

Resulta admirable, y constituye un digno ejemplo para las demás fuerzas políticas del país, el ambiente de paz, de compañerismo y de esperanza que se vive en el seno del Partido Reformista Social Cristiano, luego de la llegada a la Presidencia de nuestra agrupación del Ing. Quique Antún, quien está transformando al PRSC con su intervención política, y lo está situando en un plano sustancialmente ventajoso para la competencia.

La escogencia de los altos directivos se ha venido realizando mediante el consenso, en una integración total de los entes políticos, lo que constituye una garantía efectiva de la unidad, sin la cual es imposible acudir a los eventos políticos con perspectivas realmente halagadoras.

Los integrantes del Directorio Presidencial, al igual que los que componen la Comisión Política y la Comisión Ejecutiva, fueron seleccionados y juramentados correspondiendo a criterios definidos de equidad y de justicia, por cuanto a esos organismos han ingresados compatriotas de largas trayectorias reformistas y de gran abolengo y tradición en la lucha por el nuevo PRSC.

Es la primera vez que ese fenómeno unitario vibra con tan altos esplendores en las filas del PRSC, partido cuya característica esencial era la del individualismo, el protagonismo y la influencia de liderazgos fuertes que no daban apertura a la formación de otros lideratos, lo que era motivo de estancamiento y, consecuentemente, atentaba contra el crecimiento de la organización.

Quique Antùn ha cambiado ese esquema y ha abierto el PRSC hacia la democracia y la participación, le ha creado las herramientas políticas mediante un nuevo diseño para que el partido compita ventajosamente en la arena política con mensaje renovador y lleno de esperanza.

Los temas que focalizan las necesidades más sentidas de la población son objeto del tratamiento y la atención de Quique; su discurso es de avanzada, como corresponde a un partido que se viene abriendo paso en este marasmo de inmovilidad de los partidos políticos, muchos de los cuales, por ventajismos mediáticos, han abjurado de su compromiso fundamental que no es otro que el de la representación de los grupos sociales ante los organismos públicos.

No hay duda de que Quique está haciendo un nuevo partido, un partido con nuevos métodos de trabajo, con una nueva plataforma que nos acerca más a la población y, consecuentemente, nos prepara para la llegada al poder que es el principal para el logro de nuestras metas estratégicas.

El nuevo liderato reformista nos está convocando a todos, principalmente a los jóvenes y a las mujeres, a que lo acompañemos en esa nueva tarea, en ese nuevo peregrinar, que cada día nos acerca más a la población, a la que aspiramos representar mayoritariamente para impulsar los cambios que demanda nuestro país.

Y esa revolución partidaria la estamos haciendo en orden, en paz, de manera auspiciosa y con una participación cada vez más estelar de los grupos humanos que han de motorizar la acción para trillar el camino hacia el poder, sin ningún tipo de trastornos, ni de traumas.

Resulta sorprendente y altamente halagüeño, el notable empeño y entusiasmo de los dirigentes, aún de aquellos residentes en lugares lejanos del país, los cuales se confunden en vigorosos abrazos con los compatriotas de la capital y otros lugares, dándoles respaldo a las iniciativas de Quique, a su política de renovación y cambio, a esa revolución interna que nos conducirá irremisiblemente hacia el éxito, en favor del país y de todos los reformistas.

Queda evidentemente claro que el reformismo es una vocación, una vocación de servicio, de amistad y de alegría, se trata de un partido que quiere volver al poder a devolver la confianza en los políticos, llevar más mujeres a formar parte de un gobierno, que va a devolver la alegría a nuestros campos, la seguridad a nuestras calles, y un techo a los más desposeídos.

 

Y esta obra ingente la está llevando a cabo Quique Antún, alimentado del pensamiento y el espíritu de Balaguer, así como bajo el manto protector de Dios.