Sergio Acevedo.

El proceso político que se vive en la República Dominicana está marcado por el advenimiento irreversible de un movimiento social y político, que dará como resultado inmanente una recomposición de las fuerzas sociales que inciden en el fenómeno, lo mismo que en su ordenación estructural, que no es otra que el partido político, el único órgano de participación y de acceso al poder que establece el modelo democrático.

No se trata de un fenómeno nuevo, el mismo viene cuajando desde hace varios lustros, como consecuencia de la degradación que acusa la vida de los ciudadanos, especialmente durante los gobiernos que sucedieron al líder histórico de nuestro partido, Joaquín Balaguer.

Sergio Acevedo.

El proceso político que se vive en la República Dominicana está marcado por el advenimiento irreversible de un movimiento social y político, que dará como resultado inmanente una recomposición de las fuerzas sociales que inciden en el fenómeno, lo mismo que en su ordenación estructural, que no es otra que el partido político, el único órgano de participación y de acceso al poder que establece el modelo democrático.

No se trata de un fenómeno nuevo, el mismo viene cuajando desde hace varios lustros, como consecuencia de la degradación que acusa la vida de los ciudadanos, especialmente durante los gobiernos que sucedieron al líder histórico de nuestro partido, Joaquín Balaguer.

Se trata de un drama social y económico, cuya repercusión política se ha estado manifestando a causa de deterioro de los servicios públicos, la inseguridad ciudadana, el desempleo, los problemas de la salud, la vivienda, etc, problemas que han sido acicateados por la inmensa corrupción que sacude la estructura social, así como por los altos niveles de impunidad que se observa en el país.

El país ha reaccionado ante este drama y, por medio de sus fuerzas políticas y sociales eleva sus reclamos para que las autoridades busquen solución a los problemas, mientras clama por reformas en el estamento político para que los ciudadanos puedan participar, a través de sus instituciones, en condiciones de igualdad y con confianza en los proceso electorales que garantice una renovación justa y eficaz de los entes mandantes.

El fenómeno avanza, aunque el liderato político lo ignore. Borrachos de poder unos, y perturbados por la ambición, otros, la presencia del cambio va a tomar a muchos de sorpresa y llegarán tarde a la cita con el país y este, inteligente y noble, le negará su aprobación.

Solo el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), tutelado por su líder emergente, Quique Antún, está dando los pasos certeros en busca de su posicionamiento y preparándose cualitativa y cuantitativamente, para jugar su rol, el que le tiene reservado la historia, el que habrá de convertirlo en una fuerza determinante para el arribo al poder.

Quique Antún, un notable estratega y hombre de Estado, curtido en la brega y en el debate político, ha visualizado con mucha antelación la naturaleza inevitable de lo que habrá de venir y está situando al PRSC en una posición de poder irreversible con el fin de que el país retorne su confianza al partido de las grandes realizaciones, de las grandes presas, de la generación de empleos, de las escuelas y hospitales, de las viviendas para los pobres, en fin, de la revolución sin sangre.

Quique Antún ha fundamentado su nicho en la captación de jóvenes y de mujeres, convencido de que es en estos sectores en los cuales el PRSC va a crecer y va a posicionarse de manera ventajosa para recibir la aprobación popular en las elecciones del 2020.

Y, mientras derrama la semilla del cambio en todo el territorio nacional,  Quique Antún, ha logrado que el PRSC se inserte junto a otras fuerzas de oposición, en la lucha por la renovación del sistema electoral nacional mediante la aprobación de una nueva Ley de Partido y Ley Electoral.

Porque el país no puede asistir a otro torneo electoral sino están dadas las condiciones que permitan una participación digna y en condiciones de igualdad, porque el tollo del proceso pasado no puede repetirse, sobre todo, luego de que se ha denunciado, con muchos visos de credibilidad, que la postura avasallante del oficialismo, su despliegue de poder bochornoso y abusivo, fue el fruto de componendas con poderes facticos extranjeros, los cuales suplieron en gran medida los recursos para cometer los desafueros.

Ahora más que nunca el PRSC necesita el concurso de su líder presente, todos los reformistas tenemos la obligación de respaldar los esfuerzos de Quique, porque con su dinámica ha demostrado fehacientemente que es el más capaz, el de mayor experiencia, el de más recta trayectoria, el que nos conducirá a la victoria, inspirado por Dios y con la protección de Balaguer.

El futuro nos sonríe a todos los reformistas, tenemos que organizarnos, disciplinarnos cada día más, prepararnos para la gran epopeya que nos convoca el destino, porque este país necesita al reformismo en la dirección de la cosa pública.

Tenemos que aprovechar esta oportunidad que nos revela la historia y tenemos que aprovechar a Quique, con él estamos construyendo un nuevo partido para servir al país, a sus entes jóvenes, a sus mujeres. Quique Antún está diseñado para suplir el momento, la parte fundamental de esta lucha y junto a él vamos a triunfar, porque este país hay que cambiarlo, no puede continuar siendo gobernado boys scout.