Por Sergio Acevedo.

El poder de los ayuntamientos del país se ha visto reducido en los últimos años, como consecuencia de haberse entronizado en su dinámica pública, prácticas clientelistas y mecanismos de corrupción que han desnaturalizado sus esencias y los han alejado del cumplimiento de sus funciones como órganos vitales para el desarrollo comunitario.

Por Sergio Acevedo.

El poder de los ayuntamientos del país se ha visto reducido en los últimos años, como consecuencia de haberse entronizado en su dinámica pública, prácticas clientelistas y mecanismos de corrupción que han desnaturalizado sus esencias y los han alejado del cumplimiento de sus funciones como órganos vitales para el desarrollo comunitario.

Lejos de los principios que les dieron origen, los ayuntamientos han  sucumbido y se han visto envueltos en una madeja de intereses económicos creados, los cuales han primado más que el interés comunitario, desnaturalizando sus esencias y reduciendo sus influencias en su condición de célula primaria del ordenamiento social y político.

Los Ayuntamientos, desde sus orígenes tenían funciones normativas, jurisdiccionales, impositivas y recaudadoras de impuestos, arbitrios y tributos. Eran auténticos poderes reconocidos, incluso, por los fundadores de la república, quienes propugnaban por que se introdujera en la Constitución de 1844, el Poder Municipal.

El Alcalde, que es el ejecutivo municipal, tenía atribuciones administrativas entre las cuales se encontraban la de  administrar justicia menor, que es lo que nuestra legislación actual llama infracciones de simple policía y Registros Civiles que consistía en anotar los actos de registro y traspaso de las propiedades y negocios realizados en el municipio.

Tradicionalmente, los ayuntamientos se encargaban del ordenamiento del tránsito vehicular; organizar los espacios públicos; administrar los cuerpos de bomberos; ordenamiento del territorio, gestión de suelo, planeamiento urbano; mantenimiento y uso de las áreas verdes, incluyendo los parques.

Asimismo, es función básica de los ayuntamientos garantizar el saneamiento ambiental; construcción de infraestructuras urbanas, tales como aceras, contenes, caminos rurales; gestión de mataderos, galleras, cementerios, limpieza vial, recogida de basura, alumbrado eléctrico público, transporte, y otros.

En su triunfante recorrido por los diversos pueblos y comunidades del país, el ingeniero Quique Antùn, ha visto con pena el descalabro de los principales servicios públicos, así como la actitud indolente, no tan solo de los ayuntamientos, sino de los diversos gobiernos que han estado al frente de la administración pública en los últimos años.

Las principales ciudades del país que durante los gobiernos de Balaguer se convirtieron en verdaderas metrópolis, hoy languidecen a consecuencia del abandono y la indolencia de autoridades que han olvidado sus compromisos de trabajar por el confort y el bienestar de los ciudadanos.

Quique Antún prometió que en un gobierno suyo tomará medidas efectivas para restaurar el poder de las corporaciones edilicias, promoviendo una  reorientación de la política económica y procurando un uso correcto y adecuado de los recursos, focalizando la acción oficial en el desarrollo humano y en la promoción de la gente.

Quique Antùn aborda, con signos alarmantes, la desigualdad social y la falta de oportunidades de los residentes de los diferentes municipios, especialmente los jóvenes y mujeres que viven en un estado espantoso de miseria, conmovido y sensible ante ese drama, proclama su decisión irreductible de combatirla encabezando un gobierno que promueva un auténtico estado de justicia social y de equidad distributiva.

Por eso, en su triunfal recorrido por la provincia de Santo Domingo, sensibilizado frente al drama de sus habitantes, alarmado por el abandono de las autoridades, proclamó solemnemente su compromiso con el país, con esta expresión lapidaria:

“Nosotros vamos a rescatar esta provincia y vamos a rescatar el país completo cuando lleguemos al poder el próximo año con el voto de la mayoría de los dominicanos que añora los gobiernos reformistas porque tenemos la experiencia y sabemos gobernar mejor”.