Por Sergio Acevedo.

La vida política de Quique Antùn ha sido la historia del emprendurismo, su capacidad de innovación, de tomar iniciativas propias, de hacer aportes para modificar el cuadro de la injusticia en cada una de sus facetas, ha sido una constante en su vida desde los propios albores de su inserción en esa actividad ríspida y llena de amargura,

Por Sergio Acevedo.

La vida política de Quique Antùn ha sido la historia del emprendurismo, su capacidad de innovación, de tomar iniciativas propias, de hacer aportes para modificar el cuadro de la injusticia en cada una de sus facetas, ha sido una constante en su vida desde los propios albores de su inserción en esa actividad ríspida y llena de amargura, pero que es la única que proporciona los mecanismos de poder para concretizar esos sueños redentores que cada político responsable anida en lo más profundo de su corazón.

Pudo haberse dedicado al ejercicio exclusivo de su profesión de ingeniero, de la cual seguramente que hubiera logrado grandes éxitos en materia económica, como lo han logrado muchos de sus condiscípulos de profesión, sin embargo, prefirió la política, convencido de que es en esta instancia desde la cual se puede servir a la persona humana y garantizarle el respecto de su dignidad.

La política para el líder del PRSC es un elemento de cambios, un mecanismo de liberación, desde el cual Quique es consecuente con su vocación y se reafirma como agente que busca transformar la sociedad para que todos podamos vivir mejor.

La persona humana es el fin y fundamento de la política, por eso el político está en la obligación de trabajar incansablemente por el reconocimiento y el respeto de los derechos “fundamentales e inalienables del hombre” y, en esa virtud, Quique Antùn se afana para que cada dominicano disfrute de su derecho a comer, vestir, vivienda, salud, educación, libertad, derechos que son consustanciales a su condición de persona.

La capacidad de iniciativa de Quique quedó patentizada a partir de sus inicios en la actividad política. Desde la presidencia de la juventud del hoy PRSC le imprimió una dinámica nunca antes vista en las filas del partido por la presencia de decenas de muchachos –muchos provenientes de los grupos de izquierda- a los cuales incorporó al trabajo político desde el reformismo, lo que fue un ingrediente muy positivo que contribuyó a fortalecer la lucha que libraba el gobierno de Balaguer contra los grupos extremistas de izquierda y de derecha que, en su radicalismo anti Balaguerista, hicieron causa común con los terratenientes y la oligarquía para oponerse al programa agrario puesto en práctica por Balaguer para llevar justicia social campo.

El Código Agrario, una legislación revolucionaria, transformó la vida de los campesinos y les otorgó sustancia social a los trabajadores del campo, víctima de la explotación hasta aquel entonces.

Balaguer sacó de la miseria a miles de campesinos, los incorporó a la producción, les facilitó crédito, les construyó viviendas, canales de riego. Acueductos, presas. La vida del campesino cambió y de proletario sin esperanza, se convirtió en propietario con gran poder adquisitivo y capacidad de vida para su familia. Sus hijos llenaron las aulas universitarias.

Después de la salida del gobierno en 1978, cuando la desilusión y el pesimismo se apoderó de una parte del reformismo, Quique fue de los poco que mantuvo su fe en el partido y en Balaguer y se lanzó a recorrer el país para detener de raíz la política de zapa que encaminó el PRD con el objetivo de conquistar a nuestros dirigentes, especialmente síndicos y regidores, mediante dádivas y sinecuras.

Quique encabezó muchas reuniones y dijo muchos discursos llamando a los reformistas a mantenerse firme, a que tengan fe y esperanza en que el líder iba a salir bien de las operaciones de la vista a que fue sometido en el exterior, mientras se convirtió en el principal ideólogo de la Corriente Renovadora Reformista, instrumento político que abogó por la transformación y modernización del partido y que fue la bujía que mantuvo encendida la chispa del reformismo durante la ausencia de Balaguer.

 Paradójicamente, muchos de los que se burlaban de nosotros, que nunca tuvieron fe en Balaguer, ni avizoraron la más leve oportunidad de retorno al poder, fueron los que ocuparon los cargos públicos con la llegada al gobierno en 1986.

La capacidad emprendora de Quique no se detiene ante ningún obstáculo, continúa el trabajo político desde el partido, el cual se prepara para incorporar la doctrina cristiana en su arsenal ideológico, lo que configura en el PRSC un esquema de trabajo relativamente moderno, muchos de los cuadros fuimos formados en reiterados cursos y seminarios y se fue creando las condiciones para que Quique asumiera la Secretaría Política, desde la cual creo un estilo de trabajo y un equipo técnico formidable del cual hablaremos en otra entrega.