Por Sergio Acevedo.

No hay ni un solo punto luminoso en la actual gestión municipal en Santiago de los Caballeros, todo el andamiaje de la organización de los diversos servicios a cargo de la corporación edilicia lucen con un grado supremo de deterioro que, a no ser porque los munícipes cifran su esperanza de que a partir de las elecciones venideras se va a producir un cambio positivo,

Por Sergio Acevedo.

No hay ni un solo punto luminoso en la actual gestión municipal en Santiago de los Caballeros, todo el andamiaje de la organización de los diversos servicios a cargo de la corporación edilicia lucen con un grado supremo de deterioro que, a no ser porque los munícipes cifran su esperanza de que a partir de las elecciones venideras se va a producir un cambio positivo, la ciudad hubiera de ser intervenida por las autoridades nacionales para detener el naufragio, la ruina definitiva de una ciudad que siempre ha sido orgullo de toda la República. 

El deterioro y colapso de los servicios públicos en la ciudad de Santiago es el producto de la impericia de un síndico inepto que ha lanzado por las bordas miles de millones de pesos que debieron emplearse con honestidad y eficacia en la solución de los ingentes problemas, especialmente, el referente a la limpieza y disposición de la basura, por el gran peligro que entraña a la salud de los ciudadanos ese inmenso cúmulo de residuos sólidos que se observan en todas las calles del municipio.

En esa virtud, constituye un imperativo irrenunciable el retorno de José Enrique Sued a la sindicatura de Santiago. José Enrique es un ejecutivo que le duele su ciudad, que está consustanciado con el alma de la  gente, que es dueño de un liderazgo portentoso, el cual constituye un imán que atrae a los munícipes y los conduce hacia la colaboración y la participación en la concretización de un modelo de gestión esencialmente sana, honesta, eficaz, donde los recursos se utilicen en la solución de los problemas de la ciudad.

No existe una sola modalidad de servicio municipal en la actual gestión, que el ciudadano se encuentre complacido, sino que resulta todo lo contrario, la basura ahoga a la ciudad, los mercados operan en situaciones de carencia en materia de higiene, los cementerios lucen totalmente desatendidos, especialmente, el de la 30 de marzo, donde yacen los restos de los munícipes más prominentes de la historia de Santiago.

El panorama municipal en la ciudad de Santiago demanda con urgencia la presencia de José Enrique. La ciudad se ha despersonalizado, ha perdido parte de sus atractivos, sus encantos han palidecido ante el estado de arrabalizaciòn que la mantiene la actual administración edilicia.

Frente a una situación tan dramática, ante un estado de abandono total de los servicios y  un ambiente protervo de desidia en la conducción de los asuntos municipales, los santiagueros votarán masivamente por José Enrique, por ser el ejecutivo municipal de más experiencia demostrada a través de sus largos años trabajando por su ciudad.

José Enrique no va a improvisar, él va a ir directamente al meollo de los problemas para solucionarlos bajo el influjo de su inmensa experiencia y de ese liderazgo electrizante que sus conciudadanos le reconocen. José Enrique ganará ampliamente, porque es el alcalde que se ajusta a las demandas de una ciudad que aspira a recobrar su alegría y su prestancia como una de la ciudad más hermosa de América.