La Alternativa que había estado ausente.
Desde que inició en la República Dominicana el proceso de desdemocratización, al decir unos 20 años atrás, se ha ido instalando sutilmente un sistema neofascista o totalitarista, si se quiere, en el sentido muy estricto de que reivindican y legitiman la necesidad de reducir el disfrute de los derechos civiles y económicos a una parte bien reducida de la población, pese al crecimiento sostenido que ha exhibido el país en los últimos años.
¿Qué ha faltado para que esto ocurra? En primer lugar la polarización o, lo que es lo mismo, la alternativa. El Siglo XX ha eliminado la posibilidad (el deseo) del comunismo, que en nuestro país movilizó tantas personas, así como la desaparición del escenario de liderazgos de derecha que con discursos ideológicos motivaban a las masas a perseguir un fin común.
En segundo lugar, pondría la perdida inducida y sistemática de la memoria histórica y los valores morales a la que han sometido al pueblo dominicano por diferentes vías, que inician desde una distorsionada historia dominicana que enseñada a nuestros hijos, suprimiendo y modificando hechos históricos que mantenían el sentimiento y apego patriótico vivo en cada ciudadano, hasta la demostración ostentosa de riquezas hechas de la noche a la mañana, como única vía de progreso y bienestar que observan nuestros jóvenes.
Solo faltarían 20 años más para desmemorizar totalmente nuestra nación. Como dijo Ibn Khaldun, fueron necesarios 40 años en los que Dios puso a Vagar a los hebreos por el desierto para borrar el recuerdo de la esclavitud y que entrara una nueva generación libre de pensamiento a la tierra prometida. Por el contrario, en el caso de Francisco Franco, fueron necesarios cuarenta años para borrar el recuerdo de la liberta en España.
Lo cierto es, que cuando la crisis económica que se avecina, fruto al gran endeudamiento al que han sometido al país, nos empiece a sacudir, es posible que ya estemos desmemoriados, sin tradiciones, sin bandera, sin himno, pudiera decir <<Reformateados como una cinta en blanco>>. Por citar la expresión de Pasolini, “Un país sin memoria es un país a merced del viento, veleidoso y postverdadero; un país en el que puede ocurrir cualquier cosa”, al igual cito la expresión del Ing. Antun (Quique) “La cultura del NA’ e NA’”.
Estamos a casi un año de las próximas elecciones que se avecinan en el 2020. Es necesario que todos los dominicanos veamos esto como una brecha posible para el cambio de rumbo, viendo al Partido Reformista Social Cristiano como la fuerza política que ha sabido administrar las crisis en los momentos en que el país lo ha necesitado, manteniendo los más bajos índices de endeudamiento, los más bajos índices de criminalidad, una cultura de defensa de nuestra soberanía y los más grandes aportes a nuestro aparato productivo local, desde la agricultura hasta las zonas francas.
La Conciencia del pueblo dominicano de que existe un Gran Retroceso que abarca el fin de nuestra soberanía, crisis económica, inseguridad en todos los niveles, reducción de nuestra productividad y el deseo de emigrar de gran parte de la población, sobre todo de nuestros jóvenes, crea la convicción de que estos últimos gobiernos no garantizan ningún orden para la sociedad, favoreciendo la opción de un Partido Reformista recordado como la vía garante de la estabilidad económica y social.
Es propio de la militancia del Partido Reformista hacer su papel histórico, en estos momentos en que el sentimiento del pueblo lo demanda, llevando un mensaje firme acompañado de acciones que lo certifiquen, de lo contrario seremos responsables de las consecuencias, las cuales son muy difíciles de anticipar, sin asustarse.