Quique Antún ha inaugurado un nuevo estilo de hacer política en el país, el cual con la avenida del tiempo está ofreciendo sus resultados positivos y a la vez está describiendo al líder del PRSC, no sólo como el estratega de mayor impacto que tiene el país, sino también como el hombre de Estado, propositivo y responsable, que no solo hace oposición, sino también proposición para buscarle solución a los problemas que nos afectan como nación.

En efecto, el nuevo modelo de hacer política fundado por Quique se aleja del cotidiano estilo de la oposición dominicana, la cual tradicionalmente se ha presentado en la escena pública levantando su voz solo para hacer críticas, en ocasiones mordaz, de corte subversiva por momentos, pero siempre sin hacer una propuesta digna de ser considerada como solución a los problemas criticados.

Los gobiernos reformistas, encabezados por Joaquín Balaguer, fueron los que con mayor dureza recibieron los ataques soeces de una oposición levantisca, desenfocada, y torpe que, desde el mismo días de la ascensión al poder del líder reformista en 1966, se lanzó al ataque injusto y sin piedad en una crítica abiertamente subversiva que pretendió restarle legitimidad a un gobierno cuyos votos fueron logrados, uno a uno, en la lucha electoral hasta que logró convencer al país de que Balaguer era la paz y la esperanza de un nuevo amanecer.

Balaguer recorrió el país entero, palmo a palmo, ilustrando a la nación y convenciéndola de que él era la única alternativa tangible para terminar la guerra, para recuperar el país, su economía totalmente destruida por los embates de la confrontación ocasionada por el levantamiento de abril de 1966.

Y afrontó el reto con decisión y gallardía, resistiendo con valor la ferocidad de una oposición que criticó de manera hostil todas las iniciativas del gobierno, una oposición enloquecida en su afán de llegar al poder a como dé lugar, que perdió la perspectiva del momento histórico, que confundió al enemigo de la república pensando que era Balaguer, cuando nuestro líder pudo ser el mejor aliado que se podía tener para motorizar la revolución anhelada, la que Balaguer fue realizando poco a poco, en paz y en libertad, con esa majestuosa obra de creó las bases en que se ha sostenido la infraestructura de nuestro desarrollo a través del tiempo.

Heredero de toda esa riqueza conceptual y política de un hombre de Estado completo, como lo fue Balaguer, Quique Antún, sin renunciar a su espacio de líder de un partido opositor, está llevando a cabo una oposición fundamentada en las propuestas.

Sin alejarse de su rol de opositor, critica los males, demanda la intervención gubernamental para solucionar problemas que afectan a las comunidades, pide la intervención de las autoridades ante los problemas, pero a la vez hace propuestas sanas, puntuales, creativas. Quique presenta el problema, pero también aporta el método de solucionarlo, dado a su condición de político y avezado cientista social.

Por eso plantea la necesidad de la construcción de un muro fronterizo como una de las alternativas para resolver el drama de la migración ilegal de los haitianos, Pide respecto a nuestra Soberanía Nacional, Demanda remodelar el Modelo Educativo, el Sistema Eléctrico e Hidrocarburos, Transformar Modelo Económico, rescatar el Sistema de  Salud y Seguridad Social, Establecer políticas que beneficien a los Dominicanos de Ultramar, exige Imponer orden ante la inseguridad que viven los dominicanos, lucha en favor de la defensa de los Recursos Naturales y contra la Inseguridad Ciudadana y Jurídica.

Quique Antún ha implementado una oposición constructiva, no contemplativa, no colaboracionista, pero tampoco obstructiva, una oposición positiva que reconozca los aciertos gubernamentales, pero que no teme en criticarla cuando las políticas afecten los intereses de la nación.

Por Sergio Acevedo.